El presidente del Congreso, Patxi López, dijo ayer haberse «sorprendido» de la decisión adoptada por el PP y Ciudadanos de impedir que EH Bildu y Unidad Popular compartieran grupo técnico con ERC, puesto que no existía informe en contra de los Servicios Jurídicos de la Cámara. La decisión es evidentemente política y el PP se encargó de dejar clara a ERC cuál era la solución: que se inscribiera en solitario, dejando en la estacada a quienes Joan Tardà calificó como sus «compañeros y amigos». Esta situación es consecuencia directa de una negociación de la Mesa en la que el PSOE antepuso sus prisas por ir escenificando batallas ganadas al PP al análisis más profundo de sus propias decisiones. Porque por ascender a la presidencia, dejó en manos de PP y Ciudadanos una mayoría absoluta en el órgano de gobierno del Congreso, que ambos partidos ni suman en escaños ni mucho menos en votos. Patxi López preside una Mesa en la que mandan PP y Ciudadanos o, si se prefiere, en la que el partido de Albert Rivera tiene la capacidad de hacer y deshacer a su antojo.

En todo caso, resulta sarcástico que el PP aduzca la existencia de un «fraude de ley» en la actuación de ERC, EH Bildu y UP, cuando su partido se saltó ayer los informes de los propios Servicios Jurídicos. Pero más aún cuando ha obrado en anteriores legislaturas de esta misma forma. Por ejemplo, hace cuatro años el PP, con su mayoría absoluta, admitió que Enrique Álvarez Sostres, fundador del Foro Asturias, se integrara durante 20 días en UPyD para que este partido tuviera grupo parlamentario propio, no solo para cobrar el mailing electoral, sino todo el resto de subvenciones a lo largo de los cuatro años de legislatura. Por no recordar los tiempos de José María Aznar, cuando tanto en 1996 y 2000 se forzó a los parlamentarios navarros del PP a retrasar el reloj y vivir con una hora menos durante seis meses, integrados en el grupo de Coalición Canaria. Y allí estuvieron, sin sonrojo alguno, Jaime Ignacio del Burgo y el hoy senador José Cruz Pérez Lapazaran, además de Eva María Gorri, al sol que más calentaba junto a sus entonces socios. Luego, en 2004, les tocó a dos diputados de Toledo del PSOE simular una insularidad sobrevenida y trastocar su acento manchego en sugerente seseo canario para que CC, entonces bajo el influjo de la geometría variable, apoyara a Zapatero.

En la constitución de grupos la conveniencia es ley y ya se ve que con mayoría absoluta del PP o con la que el PSOE ha concedido en la Mesa a este partido y a Ciudadanos los perjudicados acaban siendo los mismos. Como para fiarles a estos una reforma de la Constitución.