Alberto PRADILLA
MADRID

Sánchez trata de contentar a sus barones y les cede el control de posibles pactos

Semana de «impasse» hasta el Comité Federal del PSOE. El jefe del Estado inicia mañana la segunda ronda de contactos. Habrá que ver si despacha con todos los portavoces antes del sábado y nombra aspirante antes del cónclave en Ferraz o se toma su tiempo y deja que Pedro Sánchez pueda ser nominado tras enfrentarse a sus barones. Todo está abierto.

«Pedro Sánchez no va a gobernar a cualquier precio; Pedro Sánchez no va a ser presidente a cualquier precio». César Luena, secretario de Organización del PSOE, lanzaba el mensaje de tranquilidad a los suyos en la jornada en la que los partidos españoles marcan agenda. En realidad ya está todo dicho y da la sensación de que esta semana se limita a un trámite hasta que Felipe de Borbón repita los contactos con los líderes políticos y Ferraz celebre un cónclave en el que su secretario general tiene que explicar a los barones por qué cree que puede ser presidente sin contradecir principios que se resumen en uno: la «unidad de España». Los líderes estatales, capitaneados por la presidenta andaluza, Susana Díaz, lograron ayer una primera victoria: serán ellos quienes supervisen los acuerdos a los que llegue Sánchez cuando inicie las negociaciones.

Por ahora en el PSOE se sigue la estrategia de ganar tiempo. Hasta que el jefe del Estado, Felipe de Borbón, proponga a un candidato, Sánchez no entrará a dialogar. Esta dinámica tiene trampa. La primera opción en Ferraz ha sido siempre que el actual presidente, Mariano Rajoy, se presentase a una investidura que tenía perdida y se dejase apalear en público durante dos días de debates. El inquilino de Moncloa declinó aspirar a un puesto para el que no dispone de votos suficientes y no parece que los vaya a tener después de la ronda de contactos del rey español. Así que le tocaría a Sánchez dar un paso, si así lo considera el jefe del Estado.

¿Cómo decide el Borbón?

Ahora que el turnismo español se ha roto queda más en evidencia que el papel del Borbón no es meramente testimonial. Después de escuchar a los 14 portavoces a los que va a dar cita –EH Bildu y ERC han optado nuevamente por no acudir a Zarzuela–, el jefe del Estado tiene que proponer un aspirante a someterse a la investidura. ¿Cuál es el criterio? Nadie lo ha explicado. El proceso viene regulado en el artículo 99 de la Constitución española y lo que parece lógico es que Borbón opte por quien pueda tener más apoyos. Después de que Rajoy dijese que no... ¿podría hacer lo mismo Sánchez? En principio el secretario general del PSOE dijo que daría un paso adelante. Sin embargo, estará muy presionado por el calendario.

Depende de cuál sea el orden que escoja Felipe de Borbón para sus reuniones. Comenzará mañana, según adelantó ayer Patxi López, presidente del Congreso y único cargo ya nombrado gracias a un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos. Lo que no está claro es hasta cuándo se alargará. La semana pasada estuvo cinco días recibiendo a portavoces, a razón de tres políticos al día. Si siguiese este ritmo terminaría a principios de febrero por lo que Sánchez tendría que pasar por el Comité Federal antes de que acudir a Zarzuela. Si pisa el acelerador quizás podría proponer investidura antes del cónclave de Ferraz. Una posibilidad que no parece que a Sánchez le motive. Lo primero que tiene que hacer es convencer a los suyos de la idoneidad de comenzar un proceso de negociación que viene marcado por las jugadas maestras de Podemos. Además, según el documento aprobado en diciembre por la dirección del PSOE, el secretario general no está facultado para sentarse con independentistas o quien defiende el derecho a decidir. Una «línea roja» que condiciona el diálogo con Podemos.

En principio la idea de Sánchez sería la de gobernar en solitario, según argumentó ayer Luena. La oferta de Iglesias de un Ejecutivo «proporcional» a los resultados obtenidos por PSOE, Podemos y Unidad Popular dejó a Ferraz sin capacidad de iniciativa. Y eso que parece evidente que el secretario general del partido morado lanzaba la propuesta pensando más en el rechazo que en formar Gobierno. El domingo ambos dirigentes mantuvieron una conversación telefónica de 20 minutos en la que, según fuentes de Podemos, solo se constató el punto alejado en el que está cada uno. Ayer, de cara a la prensa, Luena insistió en que prefieren gobernar en solitario. E Iglesias respondió que sin ellos en el Ejecutivo no hay trato. Al final todo esto es una partida de ajedrez. Y PSOE y Podemos mueven sus fichas pensando que el otro quede como culpable de la falta de acuerdo en una hipotética repetición de elecciones.

Mientras Sánchez e Iglesias siguen con el juego, parte del establishment presiona al PSOE. Quizás el más claro está siendo el diario ‘‘El País’’, voz del régimen de 1978, que a sus habituales editoriales sumaba la filtración de un documento de la Comisión Europea en el que, supuestamente, se advierte de la inestabilidad que genera el «riesgo político» y se avisa de que se exigirán nuevos recortes dentro del prespuesto ya aprobado por el PP. Obviamente este tipo de maniobras busca cerrar filas en el PSOE y que se termine por optar por un acuerdo con PP y Ciudadanos que, a medio plazo, implicaría iniciar un camino hacia la irrelevancia.

Por ahora Sánchez se preocupa de no enfadar a los barones y sigue enarbolando la «unidad de España», lo que dejaría fuera de la negociación a Democracia i Llibertat y a ERC. En el PP confían también en los líderes territoriales y su reunión del sábado. «Un partido que fundó Pablo Iglesias lo podría finiquitar otro Pablo Iglesias. Sánchez tiene que decidir si se va a montar en el avión de Maduro con los de la CUP, los proetarras y Podemos o vuelve a la centralidad», decía Pablo Casado. Parece evidente que seguiremos en la parálisis durante varias semanas.