Urkullu ha especificado que se refería a su visita el lunes a la fábrica de Michelín en Gasteiz, donde recordó el secuestro del exdirector de la fábrica Luis Abaitua en 1979, por lo que fue condenado entonces Arnaldo Otegi.
Para Sortu, que el lehendakari citara solo a Abaitua y no a otros empleados de Michelin que fueron objeto de atentados de ETA o a Rafa Díez –encarcelado por el caso Bateragune que fue trabajador de esta multinacional, sería una prueba de que Urkullu «está asustado» ante lo que políticamente puede suponer que Otegi esté nuevamente en la calle.
El portavoz de Sortu Pernando Barrena reprochó la «supuesta superioridad moral» de la que hacen gala los portavoces jeltzales y la memoria selectiva de Urkullu, a quien acusó de hacer «campaña electoral a costa de las víctimas». También recordó tanto las denuncias de torturas contra la Ertzaintza como que el PNV es «socio fundador de la política de dispersión» y ha mantenido una actitud de «connivencia con la violencia del Estado».
«Parece que a alguien no le ha gustado lo que yo pudiera decir en el acto de Michelín este lunes pasado», ha replicado el lehendakari. quien ha instado a Sortu a «repetir palabra a palabra» lo que él dijo en su visita a la planta alavesa.
Urkullu ha indicado que el lunes también saludó a la hija de Luis Huergueta, directivo del fabricante de neumáticos muerto en atentado de ETA político-militar en 1980.
«Ante ella y ante todas las personas presentes, quise reconocer en la persona del director, Luis Abaitua, secuestrado en 1979, a esta empresa internacional que llegó a Euskadi en 1934, una empresa que ha superado guerras, crisis económicas, y el acoso terrorista, y ha mantenido el arraigo, la inversión y el compromiso por nuestro país».
En ese sentido, Urkullu ha remarcado de que no está dispuesto a «borrar el pasado» y ha asegurado que esas personas «merecen la verdad y el reconocimiento, y la verdad es que sufrieron la mayor de las injusticias, y merecen el reconocimiento del daño que ETA les ha causado».