Alberto PRADILLA

Primeros pasos de campaña tras la legislatura española más corta

La cuenta atrás para nuevas elecciones comienza hoy. Felipe de Borbón, jefe del Estado español, recibe entre hoy y mañana a los representantes de los partidos españoles con la vista puesta en el 26 de junio. No hay perspectivas para acuerdos «in extremis».

La legislatura más corta de la historia reciente del Estado español tiene ya sus días contados. Formalmente todavía hay margen hasta el miércoles para que los partidos llegasen a un acuerdo y el jefe del Estado, Felipe de Borbón, convocase una nueva sesión de investidura. Sin embargo, no parece que haya opción de un pacto de última hora. De hecho, a pesar de que la tercera ronda de contactos en Zarzuela comienza hoy, las principales formaciones españolas han arrancado ya la precampaña. En realidad, nunca dejaron de pugnar por el voto, ya que después de cuatro meses de teatro queda bastante claro que ni PP ni PSOE ni Podemos ni Ciudadanos han traspasado las «líneas rojas» que se marcaron después del 20 de diciembre. Si nada lo impide, Felipe de Borbón ordenará la disolución de las Cortes el próximo 2 de mayo y convocará elecciones para el 26 de junio. Las reuniones que mantendrá entre hoy y mañana pueden ser aprovechadas en términos propagandísticos pero no parece que haya vía para un Ejecutivo de última hora.

La legislatura que se agota sin haber elegido presidente será la más corta desde que en 1978 se aprobase la Constitución española. Cuatro meses en funciones en los que el único cargo elegido ha sido Patxi López, presidente del Congreso español gracias a un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos. La sombra de la «gran coalición» se extenderá durante una campaña que llega con una sociedad española hastiada ante la crisis política. Entre el espacio transcurrido entre unas elecciones y otras y el proceso para formar gobierno tras la segunda vuelta, el Estado español habrá pasado casi un año sin Ejecutivo. Todavía está por ver que esta segunda oportunidad para «tirar los dados» ofrezca un resultado diferente al de diciembre. No parece que los planteamientos vayan a cambiar excesivamente.

El PNV acude hoy a Zarzuela

La pugna que comienza hoy va a estar centrada en el denominado «juego de la culpa». Pierde aquel que sea señalado como responsable de la nueva convocatoria de elecciones. La pugna está a dos niveles. Por un lado, en la derecha, donde el PP busca convencer a los desencantados que marcharon a Ciudadanos de que únicamente el voto de Génova es el que garantiza que se mantenga el actual «statu quo». «Ellos lo hicieron imposible», dijo ayer Mariano Rajoy, presidente en funciones del Gobierno español, que siempre ha defendido que la única alternativa es la «gran coalición» con PP, PSOE y Ciudadanos. Debilitar a Albert Rivera pero no tumbarlo, ya que le necesitaría como apoyo, es el objetivo de Génova.

El otro frente está en la pelea entre PSOE y Podemos. Los morados aspiran al «sorpasso», aunque siguen inmersos en el debate interno sobre la viabilidad de un acuerdo con Izquierda Unida. Ayer, Pablo Iglesias arrancó la campaña en un acto multitudinario en Madrid en el que defendió que «en esta segunda vuelta estamos obligados a desempatar». En Ferraz, por otro lado, hay silencio y nervios. Su apuesta por Ciudadanos fue un fracaso y ni siquiera las encuestas más favorables prevén una remontada en junio. El fracaso de Pedro Sánchez podría implicar que los sectores agrupados en torno a Susana Díaz, que desconfían abiertamente del secretario general, le descabalguen del poder si no logra mejorar sus resultados. Esta podría ser una opción para la recomposición del «establishment».

Las reuniones en Zarzuela comienzan hoy con el Grupo Mixto y los partidos catalanes y vascos. Ni ERC ni EH Bildu acudirán a reunirse con el jefe del Estado español. La jornada clave para la escenificación de las nuevas elecciones tendrá lugar mañana, cuando los principales partidos certifiquen que no hay acuerdos y que se tendrá que volver a votar.