Ainara LERTXUNDI
Entrevista
PAULA GAVIRIA
CONSEJERA PRESIDENCIAL PARA LOS DDHH

«Están dadas todas las condiciones para que la Unidad de Búsqueda funcione»

Paula Gaviria ha sido directora de la Unidad para las Víctimas desde su creación en 2012. En abril, fue nombrada por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, Consejera Presidencial de Derechos Humanos. Su desafío más inmediato es la redacción del protocolo para la salida de menores de los campamentos de las FARC-EP. El pasado día 19 participó en la instalación de la mesa técnica en Cuba.

De encabezar la Unidad para las Víctimas, a tomar las rienda de la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos. ¿Cuáles son los desafíos más inmediatos que afronta?

Uno de ellos sería la consolidación de las garantías de no repetición. Es muy importante que se generen todos los mecanismos para proteger a las personas que se van a reintegrar a la vida civil, que se genere realmente una cultura de protección de los derechos humanos, de construcción de paz, que se avance en las investigaciones, que se trabaje mucho más en el tema de la prevención de nuevos conflictos, de la utilización de los niños ya no para la guerra, porque ésta se va a acabar, sino para cometer delitos. Es predecible que tras la firma del acuerdo, haya unos temas en términos de seguridad sobre los que haya que tener más cuidado. A mí me toca definir la agenda para los próximos años de protección de los derechos humanos, de las personas que se desmovilizan y de las personas que defienden la paz.

¿Qué medidas se pueden adoptar desde ya para ir generando una cultura de paz?

Es muy importante que haya una visión común del valor que tiene la paz y su defensa. Los defensores de los derechos humanos son un patrimonio de la democracia y eso lo tenemos que entender todos los colombianos. Eso nos hará ser un mejor país, que respeta las diferencias. Hay ya un trabajo avanzado con organizaciones de víctimas, sociales y políticas. Los medios de comunicación, habiendo sido víctimas del conflicto, pueden ser también agentes de cambio y de reconciliación. El acuerdo de paz es una gran oportunidad para avanzar en esta ruta. Podremos contar con muchas víctimas que ahora no están aquí.

¿Qué suponen las dos entregas de cuerpos de desaparecidos realizadas hasta la fecha?

Estas entregas son gestos concretos a través de los cuales las víctimas empiezan a ver materializada la respuesta del Estado a sus reclamaciones. Son noticias positivas, momentos muy importantes para las familias. Hay un plan para continuar con este tipo de entregas y acelerar los procesos porque tenemos muchos cuerpos exhumados sin identificar. Medicina Legal está avanzando para poder tener suficiente información y proceder a una entrega digna y responder así al clamor de los familiares. Estamos trabajando para que una vez se firme el Acuerdo Final, podamos poner en marcha la Unidad Especial de Búsqueda, que para las víctimas de desaparición forzada es motivo de esperanza. Yo creo que están dadas todas las condiciones para que esa unidad funcione y podamos, finalmente, dar por terminado ese drama tan doloroso de que las familias no sepan cuál es el paradero de sus seres queridos.

Hay diferentes cifras de desaparecidos. ¿Será posible dibujar un mapa lo más ajustado posible de este fenómeno?

La Unidad de Víctimas tiene registradas 45.000 personas que de manera directa están desaparecidas; el Sistema de Información Red Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec) ha contabilizado desapariciones no solo en el marco del conflicto sino también por otros motivos; y luego están las cifras que maneja la Fiscalía. Las cifras de la Unidad son muy cercanas a la realidad, aunque consideramos que sigue habiendo un subregistro. De ahí que la primera misión de la Unidad de Búsqueda acordada en octubre sea la de determinar el universo real de personas desaparecidas en razón del conflicto.

En estos más de tres años de diálogo, ¿cuál ha sido el momento más emotivo?

El Acuerdo de Víctimas del 15 de diciembre, que sintetiza la apuesta fundamental por poner a las víctimas en el centro, por brindarles verdad y reparación, sin impunidad, y que recoge no solo las propuestas de las 60 víctimas que viajaron a Cuba sino de las miles de víctimas que participaron en los foros temáticos organizados en Colombia.

¿Cómo ha vivido el proceso de diálogo desde la Unidad de Víctimas y ahora desde la Consejería de Derechos Humanos?

Con mucha ilusión y emoción. Llevo muchos años trabajando en este tema con la esperanza de que Colombia vea la paz. Me siento privilegiada de poder aportar mis esfuerzos y mi dedicación a este propósito. La Unidad de Víctimas es una entidad que se anticipó a la paz, que empezó a reparar los daños del conflicto antes de que termine, tal y como sucede normalmente. Tenemos a casi 600.000 víctimas indemnizadas, hemos atendido a 300.000 en su salud emocional, tenemos 340 procesos de reparaciones colectivas… Es una contribución significativa a lo que va a ser la construcción de la paz en Colombia que nos va a tomar unos años.

¿Qué le diría a quienes no creen en este proceso?

Que lo mejor que nos puede pasar es la paz; que no podemos tener más víctimas del conflicto. No podemos permitirnos como sociedad y país que haya más personas que pasen por ese sufrimiento. No es una opción resolver los conflictos a través de la violencia. Las víctimas han dicho que lo que más quieren es la paz, que esto no le pase a nadie más. Ellas tienen la voz más cualificada y la autoridad moral para opinar. Es realmente importante que funcione muy bien la comisión de la verdad, que todos participemos en ella para posibilitar el máximo de verdad, tal y como se lo merecen las víctimas y el país. Debemos también respaldar el trabajo del Tribunal para la Paz. Todos tenemos que confiar en que esto va a salir bien y rodearlo. No se trata de firmar un papel sino de garantizar que se cumpla lo acordado y que nos comprometamos realmente con un cambio hacia un país más incluyente, respetuoso de las diferencias, de los derechos humanos. La paz es la mejor opción.