Cuando equipo y afición son uno... #OsasunaEsDePrimera #OsasunaLehenMailakoada pic.twitter.com/lhdum6APct

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Una proeza. Dos años después de perder la categoría, doce meses después de haber sufrido hasta el último día para permanecer en Segunda, el equipo rojillo ha conseguido un hito por el que nadie apostaba un euro al arranque del curso.

Un club con la caja fuerte llena de telarañas, con exdirigentes pasando por los juzgados, acusaciones de amaño, deudas con Hacienda… Con toda esta losa sobre sus espaldas, la plantilla actual, con un puñado de chavales jóvenes de Tajonar y liderada por un Enrique Martín Monreal que se ha ganado como poco una avenida, una estatua tan grande como la del Monumento a los Fueros del paseo de Sarasate y el cargo de gobernador vitalicio de Nafarroa, ha sido capaz de volver a Primera ganando además los cuatro encuentros de unos play offs a los que ha llegado como un tiro. Alguien dijo que el fútbol es un estado de ánimo, y tras lograr el pase en la última jornada con un rotundo 0-5 en Oviedo, Osasuna tenía una fe ciega en sus posibilidades.

Para ello ha contado con el respaldo de una afición que lleva el rojo marcado a fuego en el pecho, que no falla ni en las más invernales noches de El Sadar y que cuenta además con un ‘núcleo duro’ capaz de meterse centenares de kilómetros un día cualquiera entre semana para arropar al los suyos. Osasuna ha ganado 0-1 en Girona con hechuras de equipo grande. Ahora te controlo, te freno, manejo los tiempos y cuando yo quiera te hundo.

Tal y como era de prever, los locales han salido en tromba con el objetivo de poner de su lado la eliminatoria lo antes posible, tras el 2-1 de la ida.

Los catalanes han gozado de balones peligrosos en el área de Nauzet, mientras los rojillos capeaban el temporal, sabedores de que hasta el mejor cava pierde chispa con el paso del tiempo. Dicho y hecho. El Girona era amo y señor del balón, pero sin generar excesiva angustia.

Osasuna defendía con contundencia, aunque su primer aviso no ha llegado hasta el 35, con un testarazo de Merino en un corner bien detenido por Becerra.

Cuando el guión marcado otro arreón gerundense en el arranque de la segunda mitad, Osasuna ha subido una marcha y a los tres minutos un excelente pase de Roberto Torres ha dejado a Kenan Kodro solo ante Becerra. El delantero ha batido por bajo al meta rojiblanco –su tercer gol en los play offs, tras haber metido dos en todo el curso– para delirio de la afición rojilla. El hijo de Meho, forjado en Zubieta, ya tiene su hueco en el libro de la historia de Osasuna.

#PlayOffLaLiga | 0-1 | Marcó en la ida, ¡y repite en Montilivi! 💥

Esto puede certificar el sueño de @CAOsasuna... https://t.co/r2Eoe3mxQV

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En la celebración la valla ha cedido y algunos hinchas han caído, pero en principio no ha habido que lamentar daños mayores.

El ascenso estaba más cerca. Se trataba de aguantar las embestidas, que el paso del tiempo y las prisas hicieran su trabajo, y si se presentaba la posibilidad, dar la puntilla con un segundo tanto. El Girona se ha volcado y ha estado cerca de empatar en el 78, pero el testarazo del exrojillo Lekic, que había salido minutos antes salido como último recurso, se ha estrellado en el larguero.

Tampoco han creado mucho más peligro. El árbitro ha pitado el final y, tal y como sucedió con el Alavés una semanas, el osasunismo ha estallado de júbilo. En Girona, en Iruñea, en Nafarroa y allí donde hay un corazón rojillo. El equipo «valiente y luchador» ya está otra vez con los grandes. Zorionak.