El líquido antideslizante produce una reacción que libera, en la parte silícea del pavimento, los microporos que a lo largo del año se ven embozados por la suciedad o el pulido de las máquinas de limpieza.
Esos poros, una vez libres, son los que producen el llamado ‘efecto ventosa’ que permite el mejor agarre de las pezuñas del animal y que funciona especialmente bien en el caso de que el pavimento esté mojado.
La aplicación consiste en extender el líquido que produce la reacción química desde el final de la cuesta de Santo Domingo con la Plaza Consistorial hasta la curva de Mercaderes con Estafeta. Una vez cumplida la tarea, la reacción química se rebaja con agua.
Según los cálculos que se manejan desde que se aplica el antideslizante, los encierros han descendido entre 20 y 40 segundos, batiéndose las marcas de corta duración y reduciendo la peligrosidad.