Pello Guerra

Dos toros caídos en el último tramo frenan el vertiginoso encierro de los Jandilla

Dos toros caídos en el tramo del callejón han frenado en los últimos metros el vertiginoso encierro protagonizado por los astados de Jandilla, que han mirado constantemente a los corredores, aunque sin llegar a generar el peligro que habitualmente les caracteriza, lo que ha hecho que no hayan dejado ningún herido por asta.

La manada avanza a toda velocidad por Estafeta. (Jon URBE/ARGAZKI PRESS)
La manada avanza a toda velocidad por Estafeta. (Jon URBE/ARGAZKI PRESS)

Los jandilla han realizado una rapidísima carrera que se ha ralentizado en el último momento, lo que ha provocado que el encierro terminara teniendo una duración de 3 minutos y 2 segundos.

La carrera ha arrancado con los mansos marcando el ritmo de la torada, pero sin completar el primer tramo de la cuesta de Santo Domingo, uno de los toros colorados se ha puesto en cabeza y ha imprimido tal velocidad a la carrera que tan solo sus hermanos han sido capaces de seguirle. A su paso dejaban al menos dos mozos alcanzados por los astados, que se fijaban en lo que tenían alrededor.

En Mercaderes, los mansos se habían quedado atrás, de tal manera que el grupo estaba encabezado por los seis toros acompañados por un único manso.

Los seis bureles han tomado sin problemas la curva de Estafeta y han seguido con su enorme velocidad punta, con un segundo manso sumándose al grupo, que iba rodeado de corredores que aprovechaban el momento para ponerse ante las astas.

En el tramo más largo del encierro, los toros han ido a lo suyo, muy agrupados y con los corredores buscando huecos en la medida de lo posible, ya que el ritmo seguía siendo endiablado.

Todo apuntaba a un encierro de récord, pero al tomar la curva de Estafeta, un astado colorado ha dado con sus más de 500 kilos en el suelo, provocando la caída de uno de los negros. Mientras los cuatro jandillas restantes seguían su ruta y entraban en la plaza acompañados de los dos mansos que habían conseguido demostrar su misma buena forma, el burel negro se levantaba para terminar cayéndose en el mismo callejón.

Varios mozos se han acercado al astado para ayudarle a levantarse. Una escena que se repetía unos metros más atrás, en la bajada del callejón, donde el morlaco colorado seguía en el suelo sin poder moverse, como si la carrera le hubiera pasado factura.

Finalmente, el toro negro ha conseguido ponerse en pie y seguir el camino de sus hermanos. Unos pocos segundos más tarde, el colorado también lograba ponerse sobre sus cuatro patas y avanzar hacia los corrales.

A pesar de las caídas de estos dos astados, el encierro ha terminado con poco más de tres minutos y rompiendo su tónica habitual, ya que no han dejado ningún herido por asta.