Los combates entre el Ejército y las fuerzas kurdas se intensificaron en la noche del viernes, amenazando con abrir otro frente más en la guerra civil que sacude al país al enfrentar a dos grupos que hasta ahora han evitado en la medida de lo posible cruzar disparos.
Los medios estatales han acusado en las últimas horas a las fuerzas 'Asayish', vinculadas a las YPG de «haber violado un alto el fuego», si bien la milicia kurda ha negado haber alcanzado un acuerdo de este tipo con Damasco.
Hasta ahora, el Gobierno sirio ha centrado sus esfuerzos sobre todo en los rebeldes árabes suníes en el oeste, mientras los kurdos combatían fundamentalmente a Estado Islámico en el norte de Siria.
Tras el comienzo de los combates esta semana, aviones gubernamentales bombardearon zonas bajo control kurdo en la ciudad de Hasaka, en manos kurdas en su mayoría y donde el Gobierno tiene solo algunos enclaves.
El enfrentamiento podría complicar la batalla contra Estado Islámico, debido al crucial papel de los kurdos en la lucha de las Fuerzas Democráticas de Siria contra el grupo.