La lucha de 3.000 quesos por ser el mejor arranca el International Cheese Festival
El concurso más prestigioso del sector, el World Cheese Award, se celebra desde esta mañana en el Kursaal, dando comienzo asi al certamen International Cheese Festival, organizado por Artzai Gazta. Más de 3.000 quesos de cinco continentes libran una batalla por ser el mejor del mundo. La verdad, los jueces no lo tienen nada fácil.
Podríamos entrar en el Kursaal con los ojos vendados y acertar, sin margen de error, que los quesos nos rodean. Y no 10, ni 100 ni 1.000. ¡Más de 3.000! Grandes, pequeños, ahumados, con la piel enmohecida y de las formas y colores inimaginables. El concurso más prestigioso ha arrancado a las 10.00 y culminará a las 18.00, cuando se sepa quién se hace con el codiciado Súper Oro del World Cheese Awards.
En la fase matinal, que se prolongará hasta la 13.00, los jueces degustan y puntúan en base a unos baremos: tacto, aroma, sabor, forma, color… no es fácil, más bien todo lo contrario. Andrés García, asesor de queserías y gerente de dos «cheese bar» en la Comunitat Valenciana, es uno de los más de 200 jueces que debe deliberar. Admite a NAIZ que se ha llevado algunas decepciones, pero también gratas sorpresas con algunos de los quesos que ha probado hasta el momento. Su grupo está compuesto por un sudafricano, una suiza y una inglesa. Es la primera vez en su vida que se han visto y se tienen que poner de acuerdo. «Tengo los pelos de punta, esto es muy emocionante. Tenemos 45 quesos para probar, pero por el momento le hemos hincado el diente a doce, así que nos queda mucho por hacer», cuenta.
La BBC, en directo
La sesión vespertina se retomará a las 16.00, y la cata continuará con los quesos que hayan sobrevivido a la primera criba. Llegarán a la final 16, y entre ellos estará el ganador. La retransmisión que dará la BBC en directo permite hacerse una idea de la trascendencia de la cita.
En el acto inaugural han participado representantes institucionales como el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y el alcalde de Donostia, Eneko Goia; así como Joxe Mari Aizega, director general del Basque Culinary Center.
Su visita ha comenzado en el puesto del Gazta Market donde están expuestos, entre otros muchos, los quesos de Artzai Gazta, organizador del evento y anfitrión. Monika Ruiz de Larramendi, de la quesería Larramendi, nos ha explicado que su producción no llega a los 4.000 quesos anuales, y que tienen 200 ovejas, cifras que dan una idea de la forma de hacer de Artzai Gazta. No exportan y la venta que hacen es siempre directa. Afincada en Eulate, su hermano y ella se encargan de la producción; ya son la cuarta generación. «Esta cita es una ventana abierta al mundo, pero nuestra intención no es vender, sino darnos a conocer y que se ponga en valor la forma de hacer de quienes estamos en Artzai Gazta», explica.
A su lado sonríe Nagore Ruiz de Zarate, que maneja cifras similares. Desde su quesería de Abornikano, en Araba, su producción roza los 5.000 quesos por año gracias a la leche que dan sus 400 ovejas. En ambos casos se abastecen con la leche de su rebaño. Sus padres cuidaban hasta ahora de la ovejas, pero ha sido su generación la que se ha animado a producir quesos.
El caso de Fernando Rodríguez, de la quesería 1605, ubicada en Herencia (Ciudad Real), es similar. Tienen 2.000 ovejas y producen unos 50.000 kg al año, pero explica que estos números en el marco del queso manchego es una nimiedad. «Para los grandes somos una quesería de juguete», cuenta a NAIZ. Un reciente artículo en el New York magazine lo catalogó como uno de los cincuenta mejores productos del año y eso les ha dado mucho impulso. También esperan de la cita de Donostia abrir nuevos caminos y tejer relaciones, algo muy importante para productores pequeños y medianos, y es a estos a quienes se les ha abierto el Gazta Market. Aquí no hay grandes productores ni quesos de la industria. Los 38 que participan son quesos elaborados a partir de leche cruda, sea de oveja, de vaca, de cabra incluso de búfala.
Este arranque no es más que una pincelada de lo que se puede ver en el Kursaal. Si a estas alturas la boca hace agua, comprar una entrada es la solución más sensata… de 10.30 a 12.30 es la «happy hour», y acceder cuesta 5 euros. A cambio, se pueden degustar seis porciones.