El Senado de Italia votará hoy los Presupuestos para 2017, lo que permitiría al primer ministro, Matteo Renzi, hacer efectiva su dimisión después de que el jefe del Estado, Sergio Matarella, le instara el lunes a continuar hasta su aprobación definitiva.
El Gobierno, como en anteriores ocasiones, someterá la votación de los presupuestos en el Senado como una cuestión de confianza, lo que acelera su aprobación pues impide el debate parlamentario y la discusión de enmiendas.
Cumplido ese trámite, exigido por la UE para que Italia asuma una nueva tanda de ajustes en sus cuentas públicas, Renzi podría volver al Palacio del Q&hTab;uirinale, sede de la Presidencia italiana, a presentar su renuncia.
Aunque su dimisión se da por descontada, la política italiana es tan imprevisible y alambicada que todo puede ser, hasta convertir a los ayer implacables enemigos en insólitos compañeros de cama.
Todo apunta a que el presidente italiano abrirá un período de consultas de cara a la formación de un Gobierno de tecnócratas, probablemente dirigido por el ministro de Finanzas, Pier Paolo Padoan o, en su defecto, por el presidente del Senado. Pietro Grasso. No está claro si ese Gobierno se limitaría a reformar la ley electoral para convocar elecciones anticipadas, o podría aguantar hasta 2018, amparado en la sólida mayoría del Partido Demócrata (PD). &bs;
La espadas siguen en alto
Renzi, que afrontará hoy una reunión cainita en el seno del PD en la que los contrarios a su reforma constitucional le pedirán cuentas tras su derrota por 20 puntos, parece impaciente por volver a la pelea y plantea que el 40% de votos a favor que recibió el domingo contra todos, incluido un tercio de su propio partido, le sitúan en el disparadero para afrontar, esta vez sí, unos comicios.
Por contra, tanto Silvio Berlusconi como su sucesor en 2011 Mario Monti prefieren, por distintas razones, contemporizar antes de ir a elecciones.
La Liga Norte (extrema derecha) y el Movimiento 5 Estrellas insisten en exigir comicios cuanto antes. Y Beppe Grillo tiene tanta prisa que no puede esperar a que acabe la reforma electoral, que solo prevé una prima mayoritaria en el Congreso. Al punto de que ha pedido ningunear al Senado, la misma idea que defendió Renzi en su referéndum. Paradojas.