En la sentencia, que es firme, se considera probado que el acusado, sobre las 5:30 horas del 27 de abril de 2016, se encontraba en su domicilio, en la avenida Baiona de Iruñea, donde ocupaba una habitación.
El acusado, señala la sentencia, aprovechando que la mujer estaba durmiendo en una cama en el salón de la casa, se tumbó en la misma, le desabrochó el pantalón y le tocó los genitales por encima de la ropa interior, momento en el que ella se despertó y el acusado cesó en su actitud instándole a que guardara silencio.
Por estos hechos, se condena al acusado, por un delito de abusos sexuales, a la pena de un año de prisión.