Los letrados con interés en el esclarecimiento de los hechos por los que un pelotazo de la Ertzaintza mató a Iñigo Cabacas no salían de su asombro al ver que los testigos citados aseguraban no acordarse de lo que ocurrió en una noche que ha marcado a todo el cuerpo. Declaraban dos agentes que acudieron al lugar de paisano aquel 5 de abril de 2012 y de cuya existencia se supo a raíz del testimonio del último mando imputado, aquel que le respondió a Ugarteko que la situación estaba controlada. Tanto la acusación particular ejercida por Jone Goirizelaia, como el abogado de este mando, han intentado con escaso éxito obtener datos de estos testigos. La fiscal, entre tanto, ha seguido guardando silencio.
La Audiencia Provincial había aceptado la petición de la familia de que declararan estos testigos, por la posibilida cierta de que pudieran aportar «datos relevante para el esclaracimiento de lo ocurrido». Sin embargo, ambos ertzainas se escudaron en que no recordaban lo ocurrido. Señalaron que comenzaron su trabajo a las once de la noche y poco más. Pese a estar en el exterior de la comisaría de María Díaz de Haro, esquina con Rodríguez Arias, a escasos metros de donde cayó herido de muerte Iñigo Cabacas, y donde se estaba produciendo una actuación policial, no vieron ni escucharon nada de lo que les preguntaron los letrados.
Esta podría ser la última actuación antes de que se tenga que decidir si se abre juicio oral o se cierra la investigación.