«Esto recuerda a la situación de 2003 cuando Estados Unidos y el Reino Unido, con sus aliados, invadieron Irak sin autorización del Consejo de Seguridad», ha indicado Lavrov desde Taskent, la capital de Uzbekistán.
La diferencia, ha añadido, es que «entonces intentaron mostrar una prueba, y mi buen colega Colin Powell agitó en el Consejo de Seguridad una probeta con pasta de dientes que le habían dado los de la CIA, intentado demostrar que era ántrax».
«Pueden decir lo que quieran, pero el ataque, desde luego, es más que palabras», ha aseverado el jefe de la diplomacia rusa, quien ha adelantado que Rusia exigirá una investigación para esclarecer cómo se tomó la decisión de atacar la base de Shayrat.
También ha advertido de que la acción militar «daña las ya de por sí maltrechas relaciones entre Rusia y EEUU. Si nos preguntamos a quién conviene lo sucedido, resulta que solo a aquellos que quieren torpedear los procesos de Ginebra y Astaná, y crear pretextos para pasar del arreglo político al derrocamiento del régimen» de Bachar al Asad.
«Volvemos a pensar que Al Nusra, que cambia de nombres y se mimetiza, es vista por nuestros colegas occidentales como una organización que hay que cuidar, pese a que ha sido declarada terrorista por el Consejo de Seguridad de la ONU», ha denunciado el ministro.