Horas después de que un centenar de civiles murieran ahogados por gas sarín en un bombardeo del Ejército de Al Assad, el que esto firma apostaba por que Trump no se metería al avispero sirio (http://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2017-04-06/hemeroteca_articles/ecos-del-ataque-con-gas-quimico-de-agosto-de-2013-en-ghuta-oriental).
Resultaría fácil justificar el error de cálculo arguyendo que estamos ante un personaje imprevisible. Cuando lo que está quedando cada vez más claro es que, al margen de que ganara unas elecciones contra todo pronóstico y de sus bravatas tuiteras, estamos realmente ante un presidente absolutamente predecible y que ha hecho lo que tantos presidentes estadounidenses han tenido siempre por costumbre hacer, saltándose toda la legalidad internacional. Quizáa el problema es que Trump es tan predecible que resulta imprevisible...terrorífico.
Otra cosa es calibrar el verdadero alcance del bombardeo de castigo de EEUU contra Siria. No voy a pronosticar que estamos ante un golpe de efecto propagandístico que no irá a más porque, visto el precedente, perdería otra vez la apuesta ante el estallido de la Tercera Guerra Mundial. Tampoco tengo tan claro si el destinatario es la Siria de Al-Assad, incluso Rusia, y no otros países como Corea del Norte e Irán. No descarto incluso que tenga una clave interna como intento de desmarque en pleno escándalo en torno al Russiagate.
Lo que sí tengo cada vez más claro es que a este paso, hasta el Kremlin y el propio Al Assad –sigo creyendo que, con el bombardeo químico, erró también de cálculo– van a echar de menos a Obama. Ojalá me equivoque otra vez.