El Tribunal Vasco de Cuentas Públicas, en su último informe de fiscalización de las cuentas del Gobierno de Lakua, constata que en 2015 el Ejecutivo de Lakua empleó realmente 114,9 millones de euros en «obras y otros gastos» de la “Nueva Red Ferroviaria del País Vasco”, es decir, en el tramo guipuzcoano de la llamada «Y vasca». Sin embargo, el presupuesto aprobado por el Parlamento para ese ejercicio ascendió a 350,5 millones de euros, debidamente detallados tramo a tramo, partida a partida. Esto supone que únicamente se empleó el 32,8% del dinero programado.

El dato no es sorprendente, sino que sigue con una línea inaugurada ya en 2014 y que ha tenido continuidad en el último ejercicio finalizado de 2016.

Según el mismo informe de fiscalización de las cuentas de la CAV del TVCP referido al año 2014, el Ejecutivo de Urkullu empleó en su tramo del TAV 226,9 millones de euros, lo que supon un 64,7% de los 350,7 millones presupuestados para aquel ejercicio.

Por otra parte, según una reciente respuesta parlamentaria de la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, a la parlamentaria del PP Mari Carmen López de Ocáriz, tras la liquidación de las cuentas de 2016 se constata que de un presupuesto de 350,5 millones de euros, las autorizaciones de gasto se quedaron en 186 millones, pero las órdenes de pago al cerrar el ejercicio anual eran lógicamente más bajas, puesto que sumaban 130,7 millones de euros. Esto supone que el gasto real fue del 37,3% del presupuesto al acabar 2016.

2014-2016, 44,9% ejecutado

Atendiendo a los últimos tres ejercicios, para el trienio 2014-2016 el Gobierno de Lakua había presupuestado 1051,7 millones de euros, desglosados en los distintos sectores del tramo guipuzcoano de la «Y vasca» que todavía sigue en obras. Sin embargo, la ejecución real del presupuesto fue de 472,57 millones. Es decir, un 44,9% de lo presupuestado.

La cifra contrasta con lo gastado en 2012, último año de Patxi López en Lehendakaritza. Según el TVCP, se emplearon 347,7 de los 350,7 millones presupuestados. Al año siguiente, el primero de Iñigo Urkullu al frente del Gobierno, el grado de ejecución presupuestaria también fue alto, de 339,3 de los 350,7 millones que figuraban en los presupuestos prorrogados del año anterior.

Luces de alarma

Pese a que esos desajustes parecían nimios en su momento, y más si se comparan con los actuales, lo cierto es que ya comenzaron a encenderse luces de alarma. El Gobierno de Lakua intentaba adecuarse a los retrasos que se iban dando en su tramo, mientras que ya se conocía que las deudas que acumulaba el Ministerio de Fomento iban frenado también las obras.

Luego llegaron los derrumbes, las caídas de túneles, los problemas con expropiaciones, las UTEs que paraban los trabajos porque no se les pagaban adelantos realizados, los tramos que se paralizaban... pero pese a todo ello, oficialmente se siguió vendiendo una imagen de normalidad, mientras los plazos se van alargando.