La noticia corrió primero por los canales sociales de información (Whatsapp). En el instante inicial siempre queda la esperanza de una precipitación, de un malentendido. Pero no hubo suerte. La fatal noticia no tardó en confirmarse. Kepa del Hoyo, de 46 años, había muerto en la cárcel de Badajoz. Son ya 18 los prisioneros vascos muertos.
Según la comunicación de la dirección del centro, el preso de Galdakao sufrió un infarto mientras practicaba deporte en compañía de otros presos de su módulo. Ni los servicios médicos de la prisión, en un primer momento, ni después los sanitarios del 112 desplazados hasta el lugar, salvaron su vida.
Las primeras previsiones apuntan que Kepa del Hoyo será recibido mañana en el tanatorio de su localidad, en un horario que todavía está pediente de determinarse. Una delegación de Sortu y EH Bildu anunció que viajaría hasta la capital pacense a recoger el cuerpo del preso fallecido. Estará formada por Julen Arzuaga, en nombre de la coalición, y Rufi Etxeberria y Antton López en representación del partido
Kepa del Hoyo fue detenido el 2 de febrero de 1998 acusado de pertenencia a ETA, y condenado después en sendos juicios a una pena acumulada de 30 años de prisión por participar de distintas maneras en los atentados mortales contra dos policías españoles.
Quince años en Badajoz
Kepa del Hoyo llevaba ya más de quince años en la cárcel de Badajoz, a 703 kilómetros de Galdakao. Cabe señalar que con más de diecinueve años de prisión en sus espaldas, la mayoría de los presos con una condena judicial de treinta años se encuentran ya en libertad. No fue el caso del galdakoztarra que, como tantos prisioneros vascos, estaba sometido a una legislación de excepción y prácticas vengativas, que incluso han sido reiteradamente denunciadas por las instituciones vascas.
Al poco de llegar a la prisión de Badajoz, en 2002, Kepa del Hoyo denunció haber sufrido insultos y amenazas por parte de un funcionario de la cárcel. Antes había pasado por Valdemoro y Alcalá.
En esos más de diecinueve años encarcelado, Kepa del Hoyo solo estuvo cuatro meses cerca de su casa. Fue en Langraitz, donde le trasladaron para que pudiera ver a su padre, que también vivía en Euskal Herria.
Sin embargo, por razones que no son difíciles de imaginar, Instituciones Penitenciarias destacó ayer que el preso era natural de Almendralejo (provincia de Badajoz) obviando que toda su familia y allegados –entre ellos su pareja y su hijo, que tenía poco más de un mes cuando lo detuvieron– estaban siendo obligados a recorrer más de 1400 kilómetros para cada visita semanal.
Denuncia y odio en las redes
En cuanto la noticia de la muerte del preso Kepa del Hoyo se fue conociendo, las redes sociales se llenaron de mensajes de solidaridad con su familia y de denuncia de la dispersión y de las múltiples conculcaciones de derechos humanos que sufren los presos vascos.
Pero también estuvieron quienes no dejaron pasar la ocasión para mostrar su odio en unos momentos tan dolorosos, entre ellos el llamado Foro Guardias Civiles (@forogc) que niega cualquier relación oficial con el cuerpo pero que cuenta con 128.000 seguidores.
También las asociaciones relacionadas con los presos como Etxerat o Sare, así como EH Bildu y las fuerzas políticas que lo componen reaccionaron durante la jornada de ayer. Sus declaraciones, denuncias y convocatorias pueden encontrarse en las páginas siguientes.