GARA
SEÚL

Corea del Norte replica a Trump con un plan de ataque a la isla de Guam

La tensión en torno a la península coreana sigue en aumento con las cada vez más incendiarias declaraciones desde Pyongyang y Washington. Corea del Norte anunció un plan para lanzar cuatro misiles cerca de la isla de Guam, en el Pacífico, donde EEUU cuenta con una estratégica base, replicando así a las amenazas de «ira y fuego» de Donald Trump. Ante la respuesta norcoreana, el presidente de EEUU cree que no fue sido suficientemente duro.

Pyongyang presentó un proyecto detallado para disparar cuatro misiles sobre la isla de Guam, base que EEUU posee en el Pacífico, continuando así con la escalada de amenazas verbales que han intercambiado el régimen norcoreano y el presidente de EEUU, Donald Trump.

Los cuatro misiles serán disparados a la vez y sobrevolarán las prefecturas japonesas de Shiman, Hiroshima y Koichi. «Volarán durante 17 minutos y 45 segundos una distancia de 3.356,7 kilómetros y caerán en el mar a 30 o 40 kilómetros de Guam», explicó el Ejército, en un inusual anuncio por su concreción. Añadió que tendrá los detalles de su proyecto contra Guam a mediados de este mes para someterlo a la evaluación del líder del país, Kim Jong-un

Japón, que en el pasado ha advertido de que abatirá cualquier misil que amenace su territorio, anunció que «no tolerará jamás las provocaciones» de Corea del Norte.

Este plan contra la base estratégica de las fuerzas estadounidenses en Asia constituye «una advertencia crucial a EEUU», advirtió Corea del Norte, para la que «solo la fuerza absoluta» tendrá un efecto sobre el presidente estadounidense.

«No fui suficientemente duro»

La amenaza responde a otra similar de Trump, que la víspera advirtió de que el arsenal nuclear de EEUU «es más fuerte y más potente que nunca», rematando la declaración en la que prometía «fuego y furia como no se había visto nunca antes» si Pyongyang no abandona sus programas nuclear y balístico.

Al tono bélico se sumó el secretario de Defensa, James Mattis, que amenazó a Corea del Norte que su actitud podría suponer «el fin de su régimen y la devastación de su pueblo». Lejos de bajar el tono, Trump echó más leña al fuego al afirmar que sus amenazas «quizá no fueron lo suficientemente fuertes».

Antes de una reunión de seguridad con su vicepresidente, Mike Pence, su asesor de seguridad nacional, H.R. McMaster, y su jefe de gabinete, John Kelly, el presidente de EEUU aseguró que Pyongyang «debería estar muy nervioso. Les van a pasar cosas que no han visto nunca».

Y aunque dejó abierta la puerta de la diplomacia, también dijo que durante 25 años los intentos de dialogar con el régimen de Pyongyang han fallado y «alguien tiene que hacer algo», para lo que aseguró que tiene el apoyo del «cien por cien de las Fuerzas Armadas» y de otros líderes mundiales.

Esta retórica por parte de ambos bandos aumenta el temor a un «error de cálculo» en las provocaciones mutuas con consecuencias catastróficas para la península coreana y más allá.

El pasado mes de julio Pyongyang disparó dos misiles intercontinentales que pondrían buena parte del continente americano a su alcance, aunque aún se cuestiona su capacidad para instalar en ellos una ojiva nuclear.

El general Rak-Gyom, comandante de las fuerzas balísticas norcoreanas, tildó de absurdas las declaraciones de Trump, al que tachó de loco al afirmar que «el diálogo sensato no es posible con un individuo como este, que ha perdido la razón»

Situada en el Pacífico, a unos 3.500 kilómetros de la península coreana, Guam cuenta con instalaciones estratégicas de EEUU –bombardeos, cazas y submarinos– así como con un escudo antimisiles THAAD.

 

La Casa Blanca reduce el margen para la diplomacia

Mientras Trump habla de «ira y fuego nunca vistas» y cree que se queda corto, su secretario de Estado, Rex Tillerson, se refiere a una «presión pacífica» sobre Corea del Norte. Con la gira asiática de Tillerson para aislar a Pyongyang y las nuevas sanciones parecía que la diplomacia de EEUU tomaba las riendas de la crisis, pero Trump y el Pentágono volvieron al tono bélico. El Departamento de Estado aseguró que EEUU habla con «una sola voz», pero algunos analistas ven un juego «policía bueno-policía malo», involuntario e incoherente, que no responde a una estrategia y de escasa utilidad. Si la amenaza exterior ayuda a Kim Jong-un a consolidar su poder, también Trump utiliza la crisis para tapar la frustración por los escasos avances en la política interior y que ayer reflejaba al anunciar que pedirá la dimisión del líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, si no se aprueban algunas de las grandes leyes que promueve el mandatario, entre ellas la reforma sanitaria.GARA