El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el vicepresident, Oriol Junqueras, han presentado esta mañana el despliegue de la Agencia Tributaria de Catalunya (ACT), «elemento indisipensable para el buen funcionamiento de un país», según ha explicado en rueda de prensa el president.

El desarrollo de la ATC, uno de los proyectos de mayor alcance de la breve legislatura catalana actual, se ha dado en dos planos. Por un lado, apurando todo el recorrido que el marco legal actual le ofrece, asumiendo todas las competencias que tiene a su alcance ahora mismo –se trata del control de los impuestos propios y de los cedidos por el Estado, así como de la tramitación de los impuestos estatales–.

Pero por otro, el despliegue de la ATC supone, según han explicado, la puesta a punto del organismo capaz de llevar a cabo «la gestión, la inspección y la recaptación» en una hipotética Catalunya independiente. «Hoy podemos decir que estamos preparados, ponemos las estructuras necesarias para hacer posible la voluntad de los catalanes en el referéndum del 1 de octubre», ha asegurado Puigdemont, quien ha añadido que su deber es «preparar el país para que aquello que piden los ciudadanos se haga bien».

En la misma línea, Junqueras ha asegurado que la ATC «está preparada para gestionar los impuestos de carácter masivo y periódico», añadiendo que tiene un potencial de recaudación de 42.000 millones de euros. «El objetivo es tener el máximo de capacidad posible y ponerla al servicio de lo que decidan los ciudadanos de Catalunya», ha declarado.

La presentación ha coincidido con la inauguración de 19 nuevas oficinas de la Agencia Tributaria catalana, lo que eleva el número total de oficinas propias a 32. A ello se suman 161 puntos de atención gracias al trabajo común junto a las cuatro Diputaciones catalanas. Además, la plantilla se ha doblado en apenas dos años, al pasar de 321 trabajadores en 2015 a 700 en la actualidad. El objetivo es llegar a los 800 trabajadores a final de año.