Aritz Intxusta
Entrevista
ABDUL RAZAK AL YUSUF
REFUGIADO SIRIO EN IRUñEA

«Por favor, no digáis que se han ido por su familia, ha habido errores»

Tiene 35 años y, además de en su Aleppo natal, ha vivido en Dubai. Cuenta que le fue bien como empresario de logística y de ropa. Terminó el bachillerato, pero no cursó estudios en la universidad. Lamenta que no se le homologue su carné de camionero, pues considera que le ayudaría a encontrar trabajo. Hoy está en paro.

¿Alguna vez pensó que su viaje acabaría aquí, en Iruñea?

Cuando los refugiados llegan a España, ellos saben que la economía aquí no está bien, está baja. No, no lo elegí. Pero también hay un montón de problemas entre los refugiados y las organizaciones que llevan el programa, como Cruz Roja, que es con la que yo tengo experiencia. Han cometido errores al tratarnos a los árabes y musulmanes. Ha habido normas que nos han impuesto desde el primer día y que son muy difíciles para nosotros. Eso ha empujado a algunos a abandonar el programa e irse a otro país. No porque esté la familia allá, sino porque en Alemania respetan mejor a todas las personas y a las otras religiones.

¿Tan graves han sido esos fallos?

He pasado ocho meses sin abogado y sin conocer la ley de aquí. Y sin embargo, la ley dice que lo primero que hay que ofrecer al refugiado es la asistencia de un abogado. Los papeles que firmamos no estaban traducidos, solo en castellano. Ellos sabían que no conocíamos una sola palabra del idioma. Nos dijeron que, si no firmábamos, estábamos fuera del programa. Por favor, no digáis que solo se han ido por la familia, aquí ha habido errores. Si una mujer va a un país musulmán no se le puede obligar a llevar un pañuelo, y aquí tampoco se le puede obligar a quitárselo el primer día. Muchas se lo quitan a los seis meses, cuando ven que aquí no lo lleva nadie. Seguiremos la norma de aquí, pero poco a poco. Forzar el proceso puede empujar a que la gente se marche.

¿Cómo ha llegado a Europa?

Salí de Aleppo a Turquía, y de ahí, a Grecia en una pequeña barca de plástico. En Grecia entré en un programa de la UE, pero no eliges el país. Escribes tu nombre y te toca.

¿Sabía que existía Iruñea, Bilbo o Euskal Herria?

No. Solo Madrid y Barcelona.

¿Cómo han sido las condiciones de acogida?

El primer día que llegué a Pamplona, me pusieron en una casa de dos dormitorios y medio en el que estábamos seis personas. Solo había un baño. Íbamos a clase de castellano a la misma hora. Teníamos que hacer cola de dos horas para ducharnos y llegar a clase. ¿Qué diferencia había entonces con Grecia?

¿Qué posibilidades hay para un reagrupamiento familiar?

Estoy haciendo los papeles ahora. Quiero traer a mi padre y a mi madre.

¿Dónde están?

En Estambul.

¿Cuáles son sus planes aquí?

Estoy en paro. Me quedan dos meses de ayuda. Busco trabajo, pero tengo un proyecto para hacer un restaurante móvil por las fiestas del País Vasco. Estaré en Villava. Me duele coger el dinero, prefiero ganar 100 euros yo que todo lo que me dan. Pero me gusta esto, lo echo en falta cuando voy a Madrid, aunque si no encuentro nada me tendré que ir.

Aprendió el idioma muy rápido.

Ha sido difícil. Eramos dos personas en una habitación de niño. No tienes tiempo de dedicarle un rato, de estar tranquilo. Venimos de cinco años de guerra. Necesitamos encontrar la paz de dentro. ¿Entiendes? Por eso el primer día no pueden ser todo normas, clases y prohibiciones.

¿Como cuáles?

El primer mes nos daban 25 euros para compras. Nos llevaban de la mano al supermercado y nos decían qué comprar. Por ejemplo, solo champú de oferta y cosas así.

Como si en Aleppo no hubiera supermercados....

Exacto. Nosotros no somos refugiados por un problema económico. Yo podría haberme comprado una casa aquí con mi negocio. Yo me fui de mi país porque o me mataban o tenía que matar yo. Y no estaba dispuesto a pasar por ninguna de las dos cosas.