UGT y CCOO, sindicalismo de obediencia catalana
UGT y CCOO integran lo que en Euskal Herria se llama «sindicalismo de obediencia estatal», pero en Catalunya toman postura progresiva por el derecho a decidir. Ayer se consumó su integración en una Taula per la Democràcia que pone pie en pared ante los ataques.
La posición de UGT y CCOO en Catalunya es clave para decantar cualquier proceso político o social dado que agrupan al 85% de la representación de los trabajadores, bastante por delante de la CGT o de la Intersindical CSC independentista. Su actitud ante el procés no ha estado exenta de vaivenes y medias tintas, pero a estas alturas su asunción del derecho a decidir puede darse ya como segura. Más aún, ayer sus dos secretarios generales participaron en la presentación de una Mesa por la Democracia que promete respuesta ante cualquier ataque a los derechos civiles, y que incluye en ellos el derecho a decidir. Ello les vincula a ANC y Òmnium Cultural, las dos grandes entidades sociales impulsoras del proceso, y a otros muchos.
Para entender esta implicación hay que explicar primero que UGT y CCOO tienen una composición ideológica notablemente más variada que la que conocemos en Euskal Herria. Por ejemplo, el actual secretario general de UGT Catalunya, Camil Ros, de 45 años, fue en su juventud dirigente de las juventudes de ERC. No es el caso de Javier Pacheco, líder de CCOO y como Ros prácticamente recién llegado al cargo: este procede de una familia extremeña y su trayectoria sindical ha sido más clásica desde los primeros pasos como delegado en la fábrica Niessen. A ambos les une haber tenido que tomar posición ante este referéndum del 1-O; inhibirse no es una opción para casi nadie hoy en Catalunya, pero menos aún para un sindicato dado que la cuestión implica directamente a miles de trabajadores, desde gentes del sector de la educación a Mossos d’Esquadra. Así, tanto una como otra central han decidido abrir asesorías con el objeto de aclarar dudas sobre qué hacer el domingo.
A despejar las incertidumbres que pudieran tener ha contribuido, sin duda, el asalto a la autonomía catalana producido el miércoles pasado. Aunque en la presentación ayer de esta Taula per la Democràcia se aseguró que ya existían conversaciones tiempo antes, lo cierto es que la iniciativa de «respuesta de país» no había cuajado hasta ayer. Entre medio, un detalle significativo: esa tarde del día 20, miembros de CCOO cortaron el tráfico en la Via Laietana de Barcelona contra las detenciones y registros.
El cuadro consiguiente pone al sindicalismo catalán, en su conjunto, en primera línea del frente de la defensa del derecho a decidir. En esa misma Taula per la Democràcia no faltan otros sindicatos como USOC, Intersindical de Catalunya-CSC o los sectoriales Sindicat de la Imatge UPIFC, Sindicat de Periodistes de Catalunya (SPC)... Y si bien no figura la CGT, que tiene gran fuerza en núcleos claves como Correos o el Metro (donde gana hace un cuarto de siglo), es porque ya ha tomado la delantera con la convocatoria de una huelga general para el martes 3, idea que también defiende la CUP.
Esta Mesa no va tan lejos –de hecho no hace ninguna convocatoria concreta por el momento a la espera de acontecimientos–, pero sí anticipa su «compromiso de responder de manera coordinada y continuada ante cualquier acción que conculque los derechos fundamentales, sin descartar ninguna forma pacífica y consensuada de movilización y respuesta de país». Este último calificativo queda probado en el listado de fuerzas sociales sumadas a la plataforma (no hay partidos): desde el Consejo de la Juventud de Catalunya a la Coordinadora de Colles Castelleres, la Fundació por la Pau, la Unión de Federaciones Deportivas, Ecologistas en Acción, SOS Racismo, Ateneu Barcelonès, Confederación de Asociaciones Vecinales (CONFAVC), Federación de Asambleas de Padres y Madres (FaPaC)...
En Madrid asumen a regañadientes
En esta bifurcación a la que ha llegado la situación, ello ubica a los dos sindicatos mayoritarios, con todos los matices que se quiera, en la obediencia catalana y no en la española. Desde UGT estatal parece asumirlo su secretario general, Pepe Álvarez, que esta semana ha apuntado que solo a la afiliación de Catalunya le corresponde decidir cuestiones como si habrá huelga general o no. Lo único que pide Álvarez es que «ningún partido nos marque la pauta».
En cuanto al vasco Unai Sordo, nuevo líder de CCOO, el margen de indefinición también se va estrechando inevitablemente. Sordo ha abogado por frenar a la vez el 1-O y los ataques represivos españoles, para abrir paso posteriormente a una ponencia que aborde una reforma constitucional. Su federación catalana lo tiene más claro.