Este premio asegura el estreno absoluto de la producción en el Teatro Gayarre en enero de 2018, con la posibilidad de realizar hasta un máximo de tres funciones en un calendario a negociar, también en fechas distintas a las del estreno, o en otro espacio vinculado al Teatro Gayarre, para público general y centros de enseñanza en fechas posteriores.
Su dotación económica es de 30.000 euros más IVA para la producción, promoción y distribución del proyecto. Además el proyecto podrá realizar una gira promovida y cofinanciada por la dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana y Ayuntamientos asociados a la Red de Teatros de Nafarroa para lo que el Gobierno navarro dedicará un máximo de 20.000 euros.
El ‘alma mater’ del proyecto es Josetxo Goia-Aribe, autor del guión, compositor y saxofonista que estará acompañado en el escenario por Javier Colina, contrabajo, y Mixel Ducau, guitarra, en lo que respecta a la parte musical, mientras que el baile y la coreografía correrán a cargo de Alegría Suárez y Rémi Normand Gravier, todo bajo la dirección artística de Cristina Alvarez.
El jurado ha destacado «la proyección y potencial» de esta propuesta que cuenta con un elenco de artistas de calidad, de la que ha resaltado además su interés antropológico, que ha permitido recuperar la figura de un artista casi desconocido, según ha indicado la directora del Servicio de Acción Cultural del Departamento de Cultura, Deporte y Juventud, Dori López.
La satisfacción por el reconocimiento ha sido expuesta en rueda de prensa por Josetxo Goia-Aribe, la directora artística Cristina Alvarez y Pilar Chozas de Yerbabuena Producciones.
Se trata de un proyecto inspirado en José Antimasberes, del que Goia-Aribe ha dicho que era un «gitanico bueno», que residía en Añorbe, donde está enterrado, un «libre pensador», un artista que se arrancaba a bailar en cualquier momento con una gran espontaneidad.
Una de sus características era su peculiar forma de bailar, que no era flamenca, ya que lo mismo se arrancaba con un zortziko, un aurresku o un fandango, sino que era «muy impredecible», llena de improvisaciones, con una gracia especial.
Su figura está presente en la génesis, creación, desarrollo e imaginaria del espectáculo, que, sin embargo, no va a consistir en un repaso de su biografía, ha precisado Alvarez, quien ha puntualizado que se inspiran en él «para sacar cosas universales».
«Lo ideal sería captar su espíritu libre», ha señalado, a lo que el músico ha añadido que el espectáculo, cuyo argumento estará en «la cabeza y el corazón de quien lo esté viendo», si no es entendido, sí «será sentido».
La trama de corte costumbrista con una marcada estética contemporánea caracteriza el espectáculo en el que el baile y la música en vivo se dan la mano rememorando muchos de los hitos de este gitano que murió en el más absoluto de los olvidos.
Goia-Aribe, quien ha recordado que el nombre de la producción se corresponden con un topónimo popular iruindarra, el frontón donde gitanos y payos convivían en el juego de la pelota, ha destacado la labor de documentación realizada a través de las redes sociales, lo que le ha permitido recabar numerosas anécdotas de este artista, del que no se conserva ninguna grabación.
Todas esas anécdotas se han tenido en cuenta a la hora de componer la música, en la que se incluyen expresiones musicales del folclore de la tierra. En ese proceso creativo ‘destroza’ la música para luego arreglarla, según Goia-Aribe, quien ha indicado que entre las composiciones figuran dos obras de Pablo Sarasate.