La joven madrileña compareció ayer por la denuncia de violación que marcó los sanfermines del pasado año. Entró en un furgón por la mañana y nadie la vio salir, pero fueron cuatro horas de declaración. Además de la denunciante, testificó la pareja que la atendió poco después de que sucedieran los hechos en la madrugada del día 7 de julio.
Las preguntas del fiscal fueron guiando a la joven tomando como punto de partida su primera declaración ante el juez de guardia, que se produjo el día 8. Se ratificó en ese relato, corroborando todos los puntos.
Terminada esta parte, las defensas intentaron buscar las contradicciones entre esta declaración y lo que declaró la joven (o más bien lo que anotaron los policías) el mismo día 7, cuando se procedió a la detención de los acusados. Fuentes interesadas aseguran que la joven estuvo relajada durante el interrogatorio. Asimismo, indican que lo que interesaba a las defensas era minimizar en todo lo posible el ejercicio de violencia por parte del grupo de acusados. Añaden que ella reconoció que, a partir de un determinado momento, decidió ejercer una resistencia pasiva hasta que acabase todo aquello.
Aunque las defensas tuvieron en su mano mostrarle los vídeos que dos de ellos grabaron con móviles para buscar contradicciones (con alguna limitación), finalmente no lo hicieron.
En cuanto a la pareja que la arropó tras verla en un banco, relataron que en un primer momento les habló de que le habían robado el móvil y que luego les contó lo que había pasado.
Por otro lado, tras una primera jornada de transición de carácter muy jurídico, ayer se generó durante la vista el primer documento audiovisual susceptible de ser comerciado por medios sin escrúpulos a la vista de lo mediático del caso. Se trata de la grabación en vídeo del testimonio de la joven, que hoy por la mañana se entregará a todas las partes (siete copias en total en formato DVD). La filtración de ese documento supondría incurrir en delitos de revelación de secretos, contra la intimidad, etc. Este veto a su difusión no se extingue al término del juicio. Aun así, las probabilidades de que el vídeo o el audio de esas grabaciones de la sala acaben aflorando son altas. Con todo, parece complicado que suceda durante la celebración del juicio, dado que supondría un desafío a los jueces. Una vez acabada la vista, y habida cuenta de que hay tantas copias, el hermetismo que se ha establecido hasta el momento, es fácil que caiga.
La difusión de esas imágenes entra dentro de lo que se conoce como «doble victimización». Es decir, pasar sufrimientos añadidos por el hecho de denunciar. También entrarían dentro de esta «doble victimización» los seguimientos que ha tenido la joven por parte de detectives privados contratados por el abogado defensor del militar, que la han rastreado para emitir informes sobre su vida actual y sus publicaciones en redes sociales.