Martxelo DÍAZ
IRUÑEA

«Memorias de Lacalle», historia viva del periodismo gráfico navarro

Joxe Lacalle acaba de publicar con Txalaparta «Memorias de Lacalle», un libro que recoge su trayectoria como fotógrafo, principalmente en «Egin» y «Egunkaria». Está satisfecho de su «quinto hijo» y muy emocionado por la acogida que está teniendo la obra. «Estoy firmando un mogollón de libros y veo que la gente me quiere más de lo que pensaba», destaca antes de recordar que este año se cumplen 40 desde el nacimiento de «Egin».

Joxe Lacalle está muy contento estos días. Mucha gente le para por la calle y le felicita. Lo hacen para que le firmen el libro “Memorias de Lacalle”, editado por Txalaparta y en el que se recoge su trayectoria como fotógrafo. «Es mi quinto hijo», destaca.

La idea del libro le rondaba hace tiempo ya a Joxe Lacalle. Tras su jubilación vio la oportunidad de hacer realidad esa idea. «Mucha gente quería que pusiera una huerta, pero yo no soy mucho de huerta», subraya.

Una gran parte de sus negativos se quedaron en el interior de la sede de “Egin” en Iruñea, cerrada por orden del juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón. Con la ayuda del abogado Juanje Soria consiguió recuperarlos reclamando que los negativos eran de su propiedad y no del clausurado diario. «Fui a lo que era nuestra oficina de “Egin” con la Policía. Saqué todos los negativos yo solo. No me echaron ninguna mano. Tampoco se la pedí. Al terminar, el jefe de los policías me dijo que le gustaría cenar un día conmigo y ver todos los negativos. Le respondí que los negativos no los iba a ver y que se olvidara de cenar conmigo», relata.

Estos negativos se encontraban en un estado preocupante y, tras bucear en Internet, Lacalle descubrió que se podían limpiar con champú de bebés, con un pH neutro que no daña la película. Ha sido una tarea complicada. «Tenía el salón de casa ocupado. También el baño. Había tiras de negativos por todos los lados», explica.

Posteriormente, emprendió la labor de digitalizar los negativos. «Lleva un buen rato». El buen rato ha sido un año y medio, ocupando todas las tardes enteras.

Con la memoria con las fotos digitalizadas, se presentó en Txalaparta. Eran 1.300 fotos. La editorial enseguida vio que había que hacer un libro con ese material. Quedaba una de las tareas más duras, la de la selección de las imágenes. Finalmente, han sido 400 las fotografías escogidas.

El libro supone un repaso de las principales luchas sociales, vecinales, políticas y sindicales que ha habido en Nafarroa en las últimas décadas. La lucha feminista y la defensa del derecho al aborto, las huelgas y movilizaciones sindicales, las movilizaciones en la calle reprimidas por la Policía, la cárcel de Iruñea llena de insumisos presos, las protestas contra la autovía Irurtzun-Andoain o el pantano de Itoitz, la ocupación y el Gaztetxe de Iruñea, el cierre de “Egin”, o la defensa del euskara son algunos de los episodios que aparecen en el libro.

Joxe Lacalle era un fotógrafo de calle, de los que acudían a las movilizaciones. En una Nafarroa convulsa, muchas de estas protestas acababan con cargas policiales. Y Lacalle, frecuentemente, recibía también los palos destinados a los manifestantes. «Una y mil veces me llamaban ‘el hijo de puta de la coleta’», rememora.

«Salvar los carretes era parte del trabajo. Las protestas contra la autovía Irurtzun-Andoain eran complicadas. Fuimos a Gorriti y allí estaban con las pancartas. De repente, sale un guardia civil, coge el fusil y empieza a disparar hacia arriba. No sé si era para llamar la atención a otros agentes o para qué. Comencé a sacar fotos. ¡No sabes el miedo que se pasa cuando estás con una cámara y un tío está disparando! Veo que empiezan a subir un grupo de patrols. Quité el carrete y me lo metí en los calzoncillos. Puse otro carrete vacío en la cámara. Vino un capitán de la Guardia Civil, me dieron de hostias y me abrieron la cámara para velar el carrete. ‘Toma, para que lo publiques en “Egin’’’. Me dolía todo, pero pensaba ‘te vas a joder, que va a ir a primera página’. Y fue. Desde ese día tenían tres guardias al lado cuando iba a las obras de la Autovía», cuenta.

Actualmente, los fotógrafos trabajan con cámaras digitales. Pero hace unos cuantos años, el revelado era otra de las tareas que había que hacer. De eso, se encargaba Lacalle. Tenía que revelar no solo sus fotografías, sino también los carretes que enviaban los corresponsales de “Egin”. Todo ello, a prisa y corriendo, porque las fotos tenían que estar listas para ser enviadas en el autobús de La Roncalesa de las cinco de la tarde para que llegaran a Hernani. «Antes no había Internet ni máquinas digitales. Hasta que no revelabas no sabías si la foto valía».

Muchas de las fotos de Lacalle han sido la base de carteles y pegatinas. «Siempre las he dejado». En una de esas pegatinas aparece Alfredo Jaime, alcalde de Iruñea por UPN que pasó a la historia por derribar las txosnas con una excavadora. «No había manera de sacarle junto a una excavadora. Pero en un Día del Árbol, le dije que posara con una pala. Me hizo caso y esa foto, tras publicarse en “Egin” sirvió de base para una pegatina. Seguro que Jaime aún se acuerda de mí».