Aiora Renteria: «Unas veces somos más bailongos y otras más ambientales y explorativos»
En diciembre de 2016 Zea Mays celebraba en Kafe Antzokia de Bilbo su veinte aniversario. Fue una fiesta dinámica, divertida, con colaboradores y versiones. Esa hora y media larga de actuación se recoge en «20 urte», deuvedé con la actuación, más espectaculares remixes de su discografía en cedé.
«20 urte» es el resumen de los dos decenios de agitada vida de Zea Mays, formación de Errekaldeberri – popular barrio de Bilbo sobre todo por tener una autopista que lo cruza salvajemente por el medio–, formada por Iñaki Imaz, Aiora Renteria, Asier Basabe y Rubén González, cuatro jovenzuelos que debutaban con “Zea Mays” (Gor) el 17 de noviembre de 1998, aunque previamente habían ganado la edición número VII del concurso Euskadi Gaztea, con disco recopilatorio, y también en junio de ese año aparición en “Aurtengo gorokada 2”, sin obviar el pequeño meollo de todo, su maqueta inicial. Como el devenir de un grupo de rock es imprevisible, a los cuatro amigos poco les importaba qué les depararía el futuro, de hecho tampoco tendrían mucha esperanza en él; sin embargo, veinte años después continúan unidos, en evolución sensata, y con un nivel musical admirable.
En la actuación del 13 de diciembre del pasado año en Kafe Antzokia, recogida en el deuvede, versionaron a Itoiz, Dut, Doctor Deseo (con Francis presente), Kashbad (con Sorkun y Gorka), Imanol Urbieta (con Aritz Split77), Pilt (con Xanpe), y un final de fiesta loco con el rekaldetarra Bismuto a la voz y versiones de Eskorbuto y Cicatriz desmadradas. Un repertorio-fiesta con demasiada historia como para perdérsela y algunas claves de sus emociones. Además se incluyen tres canciones junto a la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Otra sorpresa insospechada años antes.
El cedé contiene trece canciones que abarcan toda su discografía. Los remixes son un libre ejercicio de trece músicos que han tomado la pista de voz de Aiora, principalmente, para llevar cada canción a un nuevo mundo, a veces bailable, otras imaginario y en ocasiones introspectivo. La hora larga de remixes es memorable. Aunque la lectura de nombres pueda resultar aburrido, se merecen las lineas: Hildakoak, Las Tea Party, El_Txef_A, Revolta Permanent/Aitor Abio, Josu Ximun Billelabeitia (Belako), Alejandro Orbegozo/EñautGaztañaga (Grises), DZ (Esne Beltza), Txufo Wilson (Empty Files), WAS, Mamba Beat, Dj Lastra, EKTZ, y M1A0 (Aritz Aranburu, ex Split77).
El notorio diseño es del irundarra Iñaki González, FortunFortun, delineante encantado con su vida de ilustrador.
Veinte años y ocho discos, en los sesenta se editaban dos elepés por año, en los setenta uno/dos por año, en los ochenta uno por año... ¿Nos hemos vuelto más perezosos?
Je je. ¡Antes los músicos se morían antes! Hemos espabilado. La industria discográfica exprimía a los artistas y cuando ya no valían para nada los dejaban muy jóvenes en la cuneta. En nuestro caso hemos seguido un ritmo que nos ha posibilitado tocar en directo, componer sin presión y poder seguir nuestra vida personal con normalidad.
De jóvenes a músicos con familia, trabajos diversos y otros compromisos..., ¿echan de menos aquellos primeros años más imprevisibles?
Como todo en la vida. Todas las etapas tienen sus pros y sus contras. Antes nuestra dirección iba marcada hacia lo positivo del momento y ahora seguimos igual, en la misma dirección. Siempre va a haber pegas y momentos que tienden a hundirte o a despistarte un poco por eso titulamos a nuestro cuarto disco “Sortuz grabitatearen aurka”.
Zea Mays es más electrónico desde hace unos años, pero ya desde el segundo álbum ya cultivaban arreglos de teclados, de sintes...
Tienes razón en los primeros discos utilizábamos efectos sonoros con sartenes en una bañera y ruidos de puertas para generar ambientes .Poco a poco hemos ido mejorando la técnica. Je, je.
Y algo muy estimable: sin cambios de componentes. Es posible que no haya un grupo vasco con veinte años sin pausas y con similar cohesión.
Pues sí, en este mundo que cada vez todo es más rápido y cambiante van tomando valor las cosas que se mantienen en el tiempo. En nuestro caso, seguimos siendo los mismos cuatro que empezamos y esperamos que siga por mucho tiempo. En lo que sí hemos cambiado ha sido en la manera de percibir las cosas provocando diferentes maneras de vestir las canciones con el paso del tiempo.
Y esto nos lleva a «Erremixak». Hace diez años o incluso quizá cinco esto no hubiese sido posible con semejante calidad, y tenemos la impresión de que tampoco les ha costado mucho dar con trece superinvitados.
Ha sido un proceso fácil en lo musical porque hemos delegado completamente en los artistas invitados. Otra cosa es el plano de logística y coordinación que nos ha costado un poco más. Los primeros discos estaban grabados en cinta y las hemos tenido que recuperar de desvanes antiguos, je, je. Luego buscar un estudio que reprodujera esas cintas grabadas en un soporte que ya no se usa y después que las cintas tras 18 y 20 años se mantuvieran saludables como para utilizar las pistas en las remezclas. Les damos las gracias a Aitor Ariño y Kaki Arkarazo. Ha habido canciones elegidas por los remezcladores que no hemos podido recuperar, pero por suerte las canciones más importantes sí. En cuanto a la coordinación de tanto artista y tan diferentes entre sí ha ido como la seda. Tenemos grandes artistas y muy profesionales en nuestro país. Pero ha sido un proceso de casi dos años, aunque gracias a la tan buena predisposición de los remezcladores invitados hemos conseguido hacer un discazo.
¿Se ha intervenido de alguna manera en el acabado: sugerencias, consejos directos...?
La gran mayoría han elegido ellos y ellas la canción con la que iban a trabajar. Cuando el tema elegido no era posible porque no había pistas, les sugeríamos nosotros otra canción. En cuanto al resultado final solo hemos tenido que aplaudir y dar agradecimientos, así que no hemos tenido que tocar nada.
Es reconfortante percibir que nadie ha querido ser otro artista que lo que es en su ámbito, la mayoría son reconocibles.
Eso es lo más bonito que nos ha pasado porque creemos que se han sentido completamente libres para hacer lo que les ha dado la gana. El resultado ha sido que cada uno se lo ha llevado a su terreno encontrándonos canciones que están en nuestro ADN, pero en sitios que nunca habríamos imaginado. Unos han respetado la estructura de la canción, pero muchos han creado una nueva guiada por un tema nuestro.
¿Fue ilusionante ir recibiendo los remixes?, ¿comprobar al escuchar el nivel tan alto de cada una de las propuestas?
Ha sido una experiencia brutal, como volver a sentir la sensación de que vienen los Reyes Magos o el Olentzero. Les estamos enormemente agradecidos. Como comentaba antes, tenemos un nivelazo bestial a nuestro alrededor y este disco es una gran muestra.
Todos los discos están representados, alguno por afortunadas carambolas, pero objetivo conseguido: recorrer su historia discográfica sin vacíos.
Ha habido de todo un poco. Por un lado algunos elegían canciones desde el “Era” y, por otro lado, las canciones antiguas de las que poseíamos las pistas completas eran más bien pocas. Al final hemos conseguido que haya al menos una canción por disco para que puedan quedar representados todos nuestros álbumes en estos 20 años.
Hay remixes muy ambientales, explorativas como «Da» o quizá también «Ihes» o «Amiltzen ez den bat»… Además con una tanda muy bailables o incluso simpáticos, como el curro de Tea Party en onda reguetón.
Elegimos e invitamos a los artistas siendo conscientes de que nos podíamos encontrar cualquier desenlace, viendo lo diferentes que eran entre sí. Al final el resultado ha sido una maravilla y sía lo loco el disco tiene coherencia. Zea Mays es también de esta forma en algunas ocasiones: unas veces más bailongo y otras más ambiental y explorativo.
¿Este disco asienta la mayoría de edad de la electrónica? ¿Podría influirles aún más en un futuro disco ya con canciones nuevas o todo tiene o ha tenido su porqué y cauce?
No lo sabemos. Según nos patina el bolo para el siguiente disco lo mismo hacemos folk-country que, de otra parte, lo odiamos. De momento seguimos pasándolo muy bien con la distorsión y ensayando a tope en el local. No obstante, de utilizar sintetizadores en nuestras canciones a hacer música electrónica hay un gran trecho.
El deuvedé aporta la grabación del año pasado en Kafe Antzokia. Es un documento especial tanto por los invitados como por las versiones, que, de alguna manera, imaginamos son puntuales homenajes a grupos y momentos que les marcaron. Por edad no vivieron el lanzamiento del primer disco de Itoiz, pero ahí está «Hilzori II», de su época sinfónica. También es curiosa la versión de «Txiki txikia», posiblemente por homenaje a su infancia, casualmente Imanol Urbieta fallecía ese mismo año, 2016.
“Txiki txikia” es una canción que aprendimos todos de enanos. Aritz Aranburu (Split77) me invitó para participar en la versión tan especial que había hecho en 2011. Más tarde murió Urbieta, su creador. Después la sacamos nosotros para cantarla junto a Aritz en el Antzoki.
Veinte años que concluyen con tres temas al lado de Euskadiko Orkestra Sinfonikoa, que no sabemos si lo interpretan como una cima en su carrera o una singular experiencia o ambas cosas.
Todo junto y separado a la vez, je, je. Fue una oportunidad y una experiencia maravillosa y no nos podía venir mejor para cerrar esta etapa y este disco de celebración de 20 años que la de poder compartir nuestra experiencia con la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Fernando Velázquez ha hecho todos los arreglos para la orquesta y, solamente al escuchar el muestreo en midi al principio, no hacíamos más que llorar con “Elektrizitatea”, imaginaros ya en directo con la orquesta. No se puede llegar a los 20 años mejor. Je, je.