La votación en el Senado estadounidense sobre la reforma fiscal impulsada por el Partido Republicano y el presidente del país, Donald Trump, se ha solucionado por 51 votos a favor y 49 en contra, y ahora comenzarán las conversaciones con la Cámara de Representantes para concordar las dos versiones existentes de la reforma en una sola ley para que el presidente la firme.
Trump desea hacerlo antes de finales de año para apuntarse su primera gran victoria legislativa, algo que le ha resultado muy difícil de hacer hasta el momento a pesar de que su partido controla ambas cámaras.
Los demócratas han criticado duramente no solo la reforma, que entienden como un regalo al sector más rico de la población a costa de la clase media, sino también el secretismo de la votación dado que el borrados final de la reforma no ha estado disponible para el público hasta pocas horas antes de la votación.
«Han cogido una mala reforma y la han hecho peor», ha declarado el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer. «Lo han hecho, además, en la sombra, con prisas, y con una batería de cambios de última hora que no hace sino meter más dinero en los bolsillos de los ricos y de las corporaciones», ha lamentado.