Alberto PRADILLA

EL OFICIALISMO SACA A SUS FIELES MIENTRAS LA DISPUTA SE ESTANCA

MILES DE PERSONAS ARROPAN A JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ, ACTUAL PRESIDENTE, EN LA MARCHA DEL PARTIDO NACIONAL. SIGUE EL TOQUE DE QUEDA, LANGUIDECEN LAS PROTESTAS Y EL DEBATE SE LLEVA A DESPACHOS Y PRENSA. SE DISCUTE SOBRE CUÁNTAS ACTAS REVISAR Y LA OEA NO DESCARTA ELECCIONES.

«No queremos que venga el socialismo. No queremos Venezuela». Isabel Santos es abogada y participa en la «caminata por la paz», con la que el Partido Nacional de Juan Orlando Hernández realizó una demostración de fuerza el jueves en Tegucigalpa. Llevaban una semana en casa, observando la evolución de los acontecimientos. Cuando se cumplen siete días del toque de queda, las protestas de la oposición se mantienen, aunque languideciendo, los partidarios de JOH toman las calles reivindicando que su líder siga «cuatro años más». Hay un componente ideológico, las menciones de Santos hacia Venezuela. También muchos de los asistentes son empleados públicos. «Aquí están los que trabajan para el Gobierno y los que quieren conseguir chamba», dice un taxista que no quiere identificarse porque a él también le han prometido un empleo en caso de que Hernández mantenga el poder.

La crisis en Honduras ha entrado en un momento de «impasse». Está asumido casi por todo el mundo, incluso por el Partido Nacional, que en los comicios del 26 de noviembre se produjeron irregularidades.

La imagen del Tribunal Supremo Electoral (TSE) está muy deteriorada. Hasta la comunidad internacional, a través de las misiones de la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA) reconoce que no se puede garantizar la limpieza de la cita con las urnas.

El debate pasa de la calle, donde las protestas son ahora más reducidas, a los despachos y a los medios de comunicación. Se discute sobre qué actas se van a revisar, si el millar que inicialmente recontó el órgano rector, las 5.174 que no se transmitieron el día de las elecciones, antes de que se cayese el sistema, o el total de 18.000, voto a voto, que es lo que exige ahora la Alianza de Oposición contra la Dictadura, encabezada por Salvador Nasralla. Aunque se disfrace de discusión técnica, este también es un combate por el relato.

«Juan Orlando ganó las elecciones, las instituciones internacionales lo tienen que reconocer». Carla Mayaro, también participante en la marcha, expresa los recelos existentes hacia las misiones de observación dentro de las filas «cachurecas», que es como se conoce a los partidarios del Partido Nacional. «Los observadores tienen que observar, no marcar línea. ¿Por qué Europa envió a una izquierdista como Marisa Matías?», afirma. La manifestación está convocada «por la paz». Y muchos de sus asistentes, cuando ven un periodista extranjero, le gritan a la oreja que «queremos paz». Que la OEA sugiriese que no descartaba que tuviesen que repetirse las elecciones ha encendido a los seguidores de Hernández.

Juan Diego Zelaya es diputado del PAN y coordinador nacional. Niega lo obvio, que entre sus filas haya descontento con los observadores, y asegura que están dispuestos a cumplir con lo propuesto por la OEA. Es decir, verificar las 5.714 actas que en un principio pedía la Alianza que se revisase. «Los opositores no quieren acuerdos, es un tema ideológico, es lo que trae el socialismo del siglo XXI, caos y odio», afirma.

La marcha es masiva. El PAN es la organización política mejor estructurada en Honduras. No en vano, ha gobernado, turnándose con el Partido Liberal, durante los últimos 100 años. Hay una consigna que se escucha en muchos de los asistentes: «si hay pruebas de fraude, que las muestren». Alan Mejía, de 32 años, al menos reconoce que «las irregularidades ocurren en todas las elecciones».

El relato que se escucha en esta marcha es, a grandes rasgos, que JOH ganó las elecciones, que la oposición siempre canta fraude (se habla de 2009 como de «los sucesos», no de golpe de Estado), que José Manuel Zelaya incita a la violencia y que es hora de pasar página, reconocer la victoria del Partido Nacional y olvidar lo ocurrido durante la última semana.

Antes de que el Partido Nacional sacase músculo, partidarios de la oposición cortaban los principales accesos a Tegucigalpa con neumáticos ardiendo. Saben que la parálisis beneficia al Gobierno.