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JohanNesburgo

Ajustada victoria de Cyril Ramaphosa en un dividido Congreso Nacional Africano

El vicepresidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, fue elegido nuevo líder del gobernante CNA, en una ajustada victoria ante Nkosazana Dlamini Zuma, que representaba la continuidad del legado del presidente.

El vicepresidente sudafricano, Cyril Ramaphosa fue elegido ayer líder del Congreso Nacional Africano (ANC), en sustitución del actual presidente del país, Jacob Zuma, a dos años de unas elecciones cruciales para Sudáfrica y el partido que la gobierna desde 1993.

En una reñida votación, Ramaphosa obtuvo apenas 179 votos más que su única rival, la expresidenta de la Unión Africana (UA) y exesposa del presidente, Nkosazana Dlamini Zuma (2.440 votos frente a 2.261).

Los gritos de aclamación y los silbidos y abucheos que siguieron a la proclamación de Ramaphosa al frente del ANC reflejaron la fractura del partido.

El nuevo presidente del ANC tendrá que recomponer un partido roto y debilitado además por la crisis económica y las acusaciones de corrupción contra Jacob Zuma. El partido ya sufrió un serio revés en las elecciones locales de 2016, en las que la oposición se hizo con el control de ciudades importantes como Johannesburgo y Pretoria. Muchos analistas anticipan un fracaso histórico en las elecciones de 2019. Si el ANC consigue superar su crisis y vencer, Ramaphosa podría convertirse en el nuevo presidente del país al final del mandato de Zuma.

Antiguo sindicalista convertido en un riquísimo hombre de negocios, Cyril Ramaphosa, de 65 años, cuenta con apoyos en el mundo financiero, y ha prometido relanzar la economía del país y crear empleos frente a una tasa de paro de más del 27%. Basó su campaña en la denuncia de la corrupción del clan Zuma, mientras sus críticos le reprochan defender solo los intereses de las clases más acomodadas.

Frente a él, Nkosazana Dlamini Zuma, de 68 años, había retomado el discurso de su exmarido sobre la necesaria «transformación radical de la economía» en beneficio de la mayoría negra del país, en el que, un cuarto de siglo después de la caída del apartheid, millones de sudafricanos siguen viviendo en la pobreza.

Sus adversarios la acusan de ser una marioneta del presidente y de haberle prometido inmunidad en los numerosos escándalos político-financieros de los que está acusado.

«Nuestro reto es solucionar los problemas comenzando por nuestro movimiento», admitió el sábado Zuma, que se refirió a la corrupción, la criminalidad y el empleo. El jefe de Estado se despidió públicamente como líder del partido afirmando que «e retiro muy feliz porque creo que he aportado mi contribución. Espero que cooperen con la nueva dirección».

Zuma ha salido airoso a múltiples acusaciones y escándalos pero deja atrás un partido roto en la larga batalla por su sucesión.