El Museo de Bellas Artes de Bilbo ha restaurado a lo largo de este año 37 obras de su colección propia entre las que destacan las esculturas “Lugar de Encuentro IV”, de Chillida, y el “Monumento a Juan Crisóstomo de Arriaga”, de Francisco Durrio.
El resultado de los trabajos fue presentado ayer a los Amigos del Museo por el director Miguel Zugaza, y la jefa del departamento responsable de estos trabajos, María José Ruíz-Ozaita.
Han sido restauradas obras clásicas –la escultura “Piedad al pie de la Cruz”, del siglo XVII, de Luisa Roldán, y las tablas de Pedro Serra “Predicación de San Pedro” y "San Pedro y San Pablo ante el juez", del siglo XIV– y tres esmaltes realizados por Ricardo Arrue, en colaboración con su hermano Ramiro, en la segunda década del pasado siglo XX, entre otros.
También se ha proseguido este año con la restauración de las obras sobre papel del bilbaino Roberto Laplaza y ha recuperado otros 12 dibujos de finales del siglo XIX realizados con carboncillo, lápiz y tinta.
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