«Los estados no se mueven, se les mueve, y lo ocurrido en Ipar Euskal Herria es el ejemplo claro», ha sentenciado Joseba Azkarraga (Sare) en la mesa redonda convocada por Sare en el centro cívico La Bolsa de Bilbo como punto de arranque a los actos de hoy.
A su lado, la artesana por la paz Anaiz Funosas ha corroborado la importancia decisiva del activismo civil para resolver cosas que «parecían imposibles» como el desarme de ETA: «Cuando preguntábamos, todos los expertos internacionales nos decían que eso se hacía con los estados», ha recordado. Los artesanos fueron claves para hallar otro camino.
¿Y qué decir de Catalunya? El periodista y exdiputado de la CUP David Fernández ha apuntado cómo muchas veces la izquierda se plantea las batallas «a todo y nada» y «casi siempre es nada. El 1 de octubre no fue un todo o nada, fue un antes y un después, el mayor acto de soberanía y desobediencia civil, y aunque no me gusta humillar a nadie, fue una derrota humillante del aparato del Estado español en Catalunya». Y si el desarme empezó en Luhuso, el referéndum comenzó a gestarse en un pueblo de 8.000 habitantes, Arenys de Munt.
En Colombia, el activista por los derechos humanos Mario H. Calixto ha dibujado una situación difícil en la que la sociedad civil tendrá que esforzarse para lograr «una paz verdadera». «El Gobierno dice que ha cumplido el 60% de los acuerdos con las FARC, pero las FARC calculan un 18%. De los 2.600 presos, 600 siguen aún en la cárcel. Y el ELN quiere hacerse partícipe también de un proceso de paz, pero no en las condiciones que marca el Gobierno de Santos», ha dicho. En su opinión, «el pueblo colombiano le está apostando a la paz, pero no a cualquier paz, no a esta de Santos y de las 50 familias que dominan el país».