Park CHANG-KYONG (AFP)

¿Un almacén de pescado olímpico?

Las instalaciones millonarias construidas en una de las provincias menos pobladas de Corea del Sur afloran un viejo problema.

Miles de aficionados al patinaje de velocidad pasarán durante el próximo mes por el Óvalo de Gangneung, una de las instalaciones estrella de los Juegos Olímpicos en Corea del Sur. Pero una vez hayan acabado, esta estructura futurista ¿servirá para almacenar pescado congelado? Realmente, no hay ningún proyecto de futuro para esta instalación de la costa oriental que ha costado 120 millones de dólares. Es una más de esas construcciones en las que el futuro, o la ausencia de futuro, amenaza con empañar una vez más la imagen de los Juegos.

Un equipo de hockey sobre hielo debía haber heredado el vecino pabellón de 10.000 localidades, pero el proyecto voló en pedazos a causa del escándalo de corrupción que le costó su puesto a la expresidenta Park Guen-Hye. El mismo Comité Olímpico Internacional (COI) se ha mostrado inquieto. Gunilla Lindberg, presidenta de la comisión internacional de coordinación del COI, declaró que el día después de unos Juegos debía ser «una prioridad».

La provincia de Gangwon, donde se encuentran Pyeongchang (pruebas alpinas) y Gangneung (pruebas sobre hielo), es una de las más pobres y de las menos pobladas de Corea del Sur. Pero la provincia, que obtuvo los Juegos después de dos tentativas sin éxito, fue el motor de la candidatura de Pyeongchang. Gangwon y los organizadores construyeron seis instalaciones especialmente dedicadas a los Juegos y renovaron otras seis ya existentes, para un total de 800 millones de dólares (670 millones de euros).

Golpe mediático

Paralelamente, los poderes públicos han desembolsado más de 10 mil millones de dólares (8,4 mil millones de euros) para infraestructuras como enlaces ferroviarios y de carretera. «Fueron allí a ciegas y se llevaron su parte», denuncia Yu Tae-Ho, profesor de ciencias del deporte en la Universidad Korea. «Pero no tienen ningún proyecto concreto para el día después de los Juegos». Sobre el Óvalo, algunos propusieron que se transformara en un centro de convenciones, en un parque temático o en un campo de fútbol. El proyecto de convertirlo en un centro de entrenamiento de patinaje de velocidad se descartó a causa de la gran distancia que lo separa de una infraestructura similar situada en Seúl.

Bajo la amenaza de quedarse en desuso, una empresa incluso sugirió que sirviera para el almacenamiento de contenedores de pescado congelado procedente del mar de Japón. «Era un golpe mediático y no tomamos en serio esta propuesta», reconoce a la agencia AFP Park Chul-Sin, autoridad encargada de la gestión de la herencia olímpica.

La pista de esquí alpino de Jeongseon, por su parte, ha sido construida en un bosque hasta ahora preservado, con gran riesgo ecológico y medioambiental. Ninguna de las estaciones de esquí existentes ofrecían el desnivel obligatorio de 800 metros para acoger a los esquiadores más rápidos del mundo. La pista será rehabilitada y devuelta a su estado natural, pero se desconoce si el gobierno aceptará pagar la factura de 40 millones de dólares (33,5 millones de euros) necesarios para esa rehabilitación.

Poca popularidad

Los organizadores están seguros en cambio de la suerte que le espera al flamante estadio olímpico de Pyeongchang, que cuenta con nada menos que 35.000 localidades. La estructura pentagonal ha costado 100 millones de dólares (83,7 millones de euros) y se utilizará solo cuatro veces, en las ceremonias de apertura y de clausura de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. La tribuna principal será transformada en museo de los Juegos, y el resto desmantelado para crear un parque municipal.

Unos problemas postolímpicos que son una tradición, desde Montreal en 1976, que necesitó 30 años para devolver su deuda, hasta Río en 2016. El presupuesto de los últimos Juegos de invierno, en Sochi, alcanzaba los 50 mil millones de dólares (41,8 mil millones de euros), y eso disuade a muchos candidatos. Para los Juegos de 2022, por ejemplo, solo quedaban dos ciudades en liza, Beijing y Almaty.

Según You Ji-Gon, investigador del Instituto Corea para las ciencias del deporte, este aspecto será especialmente arduo para Gangwon «a causa de su alejamiento de las zonas pobladas y del débil número de aficionados de deportes de invierno en Corea del Sur». La provincia se expondría a pérdidas anuales mínimas de 10 millones de dólares (8,4 millones de euros) para mantener abiertos el Óvalo, la pista de hockey hielo o la de patinaje artístico, que se transformará en un centro de ocio.

También se desconoce si las instalaciones de salto de esquí o de bobsleigh continuarán existiendo teniendo en cuenta la falta de afición local. «Sea quien sea el que se haga cargo de estas instalaciones, será difícil rentabilizarlas», reconoce el dirigente provincial Park, pidiendo a Seúl que se encargue de cubrir los gastos generados. «Los deportes de invierno no son muy populares en este país», zanja con gesto preocupado.

 

Comienza la competición con tensión en el ambiente

Aunque los Juegos se abrirán oficialmente con la ceremonia de apertura que tendrá lugar mañana a las 12.00 (horario de Euskal Herria), algunas competiciones comenzarán hoy mismo. Es el caso del curling, que llevará a cabo la primera jornada en la modalidad mixta, que se estrena en unos Juegos y que se une a la prueba masculina y la femenina, y de los saltos de esquí, que empiezan con la calificación de la modalidad masculina individual de trampolín corto.

Pero más allá de lo estrictamente deportivo, las últimas horas previas al arranque de los Juegos han estado marcadas por el cruce de declaraciones entre las autoridades de Estados Unidos y Corea del Norte, por la cacareada participación de los norcoreanos en Pyeongchang.

El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dijo ayer que su país «no permitirá que la propaganda norcoreana secuestre la imagen y el mensaje de los Juegos Olímpicos». «No permitiremos que (Corea del Norte) esconda tras la bandera olímpica la realidad de que esclavizan a su población y amenazan a otros países», afirmó Pence en una rueda de prensa en Tokio tras reunirse con el primer ministro nipón, Shinzo Abe.

Pence se encuentra en un viaje oficial en Japón antes de desplazarse a Corea del Sur para acudir a la ceremonia de apertura de los Juegos, a la que asistirá también una delegación de alto nivel enviada por el régimen de Kim Jong-un, encabezada por su hermana Kim Yo-jong. «Estaré allí para animar a nuestros atletas, pero también para permanecer junto a nuestros aliados y para recordar al mundo que el régimen norcoreano es el más tiránico y opresivo del planeta», afirmó Pence, que aprovechó la ocasión para anunciar que Estados Unidos aplicará nuevas sanciones económicas contra Corea del Norte, «las más duras y agresivas hasta la fecha».

Corea del Norte, por su parte, condenó las protestas realizadas por grupos conservadores surcoreanos ante la llegada de la orquesta norcoreana Samjiyong, que actuará en el Sur durante los Juegos.GARA