Dichas desigualdades se evidencian, fundamentalmente, a la hora de afrontar la responsabilidad en la crianza de los hijos e hijas y en la estructuración de los tiempos sociales, según ha puntualizado Artolazabal durante su intervención en la jornada «Estrategia de inversión en las familias y la infancia en Euskadi», organizada por su departamento en Bilbo.

En su discurso ha insistido en que mejorar esa tasa de natalidad es «un reto» porque resulta necesario para asegurar las futuras pensiones y ofrecer mano de obra a las empresas.

Con ese objetivo, las políticas de familia deben basarse en «la corresponsabilidad y la conciliación» sin perder de vista que el 72% de los jóvenes, según sus datos, no tiene el número de hijos deseados debido a la escasez de recursos económicos, la inseguridad laboral y los problemas relacionados con su atención y cuidado.

Tras recordar que la tasa de fecundidad de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa (1,39 hijos por mujer) se sitúa «muy lejos» de los 2,1 necesarios para asegurar el reemplazo generacional, ha apuntado que la CAV también destaca en Europa por el progresivo retraso de la edad de la maternidad (33,4 años frente a 30,5 de media de la UE).

Artolazabal ha anunciado también que la próxima primavera estará ya concluido el IV Plan de Apoyo a las Familias y a la Infancia, que incluirá más medidas que las ayudas económicas, ya que se ha demostrado que una apuesta por esas ayudas «no es suficiente» para que la ciudadanía tenga los hijos que desee.