Iñaki TELLERIA

De la paciencia de Urrutia depende el futuro de un Ziganda sin soluciones

El entrenador enumeró tras el partido ante Las Palmas los problemasque tiene el equipo, pero dio a entender que no sabe cómo resolverlos.

El Athletic tocó fondo ante el Eibar y el Girona y demostró el viernes contra Las Palmas que, en vez de remontar, es capaz de seguir viviendo en el pozo. A día de hoy, el equipo rojiblanco no pasa por una situación agónica en la clasificación aunque, visto su pésimo juego, su futuro se antoja incierto porque no puede hacer nada más que empeorar.

No es cuestión de hacer sangre con lo ocurrido el viernes, pero lo que se vio fue un partido entre dos equipos, Las Palmas, con una plantilla muy limitada pero con un entrenador que, pese a llevar solo un mes, tiene las ideas muy claras; y otro, el Athletic, con unos jugadores contrastados y con un técnico que no sabe qué hacer con ellos.

Mi compañero Joseba Vivanco me ha pasado unos datos según los cuales el Athletic es el equipo de Primera que menos goles ha marcado como local esta temporada, solo 8, en la que es la peor cifra de toda su historia. Los números son el reflejo del alma, de lo que se ve en el campo.

En su comparecencia del jueves previa al encuentro, Ziganda propuso como respuesta a la crisis «jugar bien», «ganar» y «agradar». Dónde hay que firmar. Jugaron mal, por tanto no ganaron y, por su puesto, no gustaron. Tras el desastre se produjeron varios tipos de reacciones. Algunos aficionados se fueron del campo antes del final a pesar de lo incierto del resultado y de que el Athletic tenía a los canarios metidos en su área con opciones de victoria; otros optaron por aguantar hasta el final y pitar hasta que la brutal megafonía silenció la protesta; y otros, los más, agacharon la cabeza y salieron maldiciendo entre dientes.

Perdido, no sabe qué hacer

Nuevamente, como aquel hombre feliz que vio brotes verdes en el partido de Girona y que incluso ha llegado a amenazar con repetir aquel esquema ultradefensivo de equipo pequeño, Ziganda reconoció tras el empate que les faltaron «ideas» y «fluidez», precisamente lo que está en su mano y no en la de los jugadores, perdidos en el campo sin tener claro qué hacer.

Josu Urrutia deberá decidir si da la temporada por amortizada o si, por lo menos y con otros mimbres, su equipo salva la Liga con dignidad y hace una apuesta decidida por la Europa League.