El tribunal, que ordena también el decomiso de los objetos incautados que se utilizaban para la venta de las sustancias y el dinero intervenido, ha decidido suspender la ejecución de la pena por un plazo de tres años, condicionada a que en ese tiempo el condenado no vuelva a delinquir y no abandone el tratamiento de deshabituación que está recibiendo en la actualidad.

La sentencia considera probado que en mayo de 2016 Pedro G.G., con sus facultades mentales alteradas de forma moderada por el consumo de estupefacientes, tenía arrendado un bar en el barrio iruindarra de Donibane en el que la Policía Foral localizó debajo de la barra droga preparada en pequeñas dosis para la venta, tres teléfonos móviles, y 1.315 euros.

La sentencia se ha dictado con acuerdo de las partes y es firme al haber renunciado también amabas a recurrirla.