Haritz LARRAÑAGA

Las jornadas europeas de árboles desmochados echan raíces en Sara

Científicos, técnicos agrícolas, representantes de asociaciones y agricultores llegados de varios países han tomado Sara para celebrar las jornadas europeas de arboles desmochados. Euskal Herriko Laborantza Ganbara se encargó de gestionar esta segunda edición de tres días que culminó ayer.

Hoy hacen las maletas la treintena de oradores y decenas de asistentes que el pasado 28 de febrero atravesaron las nevadas carreteras labortanas para acceder a Sara y hospedarse en hoteles y casas del pequeño municipio (220 huéspedes en total).

Doce años después del primer coloquio sobre árboles desmochados (cortar de un árbol la rama del medio para que crezcan las laterales), que tuvo lugar en Vêmdome (Francia), la cita se trasladaba el jueves a Euskal Herria y atraía a participantes llegados de una decena de países, «para completar y continuar el camino emprendido en el año 2006», reseñaba la representante de Euskal Herriko Laborantza Ganbara, Joana Hoqui.

Inmersa en las labores de coordinación, Hoqui explicaba los motivos para organizar una segunda edición: «La primera parte valió para profundizar en las técnicas tradicionales europeas, pero han pasado mucho años y la agricultura ha cambiado, hay menos gente que trabaja en el sector, hay nuevas herramientas... y por lo tanto, las preguntas y los objetivos a cumplir también han cambiado. Se trata de cómo podemos adecuar la manera de trabajar tradicional a los tiempos que corren hoy en día y anticiparnos al futuro».

Menos coste, más recursos

Euskal Herriko Laborantza Ganbara lleva trabajando el tema de los árboles tres años. Entre otras cosas, han estudiado qué lugar ocupan en los caseríos, cómo hay que plantarlos y cómo sacarles provecho. Por ese motivo afirman que «estos coloquios son propicios para extender nuestra red, ampliar nuestro conocimiento y seguir trabajando con nuestros colaboradores habituales».

Las jornadas que se han celebrado en Sara tenían como eje principal el desmoche de arboles, sin embargo, «esta es solo una ‘rama’ dentro del tema de los arboles, es decir, hay que mirarlo con un prisma más amplio, ya que no es el único sistema sostenible, aunque sí es verdad que es una buena técnica para cercar los pastizales y sus beneficios son evidentes», declaraba Hoqui.

Prueba de ello es el gran interés que ha suscitado el tema entre los agricultores vascos. De hecho, una reunión con 70 asistentes tuvo lugar en Gamarte (Nafarroa Beherea) recientemente. La portavoz de EHLG explicA: «Nuestro objetivo primordial es analizar cómo podemos construir los cercos con árboles, de ahí el interés por los árboles desmochados. Lo que buscan los agricultores es que el coste que les supone cercar se convierta en producto. Es decir, que sea un recurso más. En resumen, los cercos de árboles son necesarios, pero lo que buscamos es transformarlos en recursos».

El bosque de Sara

Los tres días de estas jornadas han estado repletos de actividades. Por la mañana se ofrecían conferencias y coloquios y por la tarde se trabajaba «sobre el terreno», con salidas organizadas al bosque de Sara o visitas a caseríos que trabajan los árboles con maquinaria moderna. Por la noche el ambiente era más relajado, se emitían películas e incluso hubo conciertos.

Las excursiones al bosque de Sara tuvieron mucho éxito, tal y como pudo comprobar GARA. Los autobuses partían desde el mismo municipio y tanto en el trayecto como en los paseos por el bosque los asistentes aprovechaban para seguir intercambiando impresiones.

Entre los asistentes había un publico de lo mas variopinto; científicos con chaqueta y zapatos, técnicos con indumentaria de trecking y agricultores con katiuskas y visera, junto a trabajadores del ayuntamiento de Sara y antiguos guardas forestales.

El servicio de traducción funcionó a la perfección en todo momento, si bien es verdad que la traductora de ingles que acudió a la excursión del bosque tuvo una ardua tarea. El guía que hablaba en francés no le daba respiro, pero gracias a ella, los oyentes anglosajones conectados a auriculares inalámbricos pudieron disfrutar del discurso del orador.

El guía hizo una extensa exposición sobre la historia del mundialmente conocido bosque de Sara. Partiendo desde su creación, expuso las razones político-económicas que influyeron en su desarrollo. Hoy en día un 20% de los árboles que repueblan el bosque son robles rojos americanos, muy grandes y con forma de candelabros. Entre ellos, el guía subrayaba la importancia de las ovejas en la historia y la economía de la comarca, mientras guiaba al «rebaño» como un hábil pastor.

Contravientos naturales

Entre charla y charla, Stephane Hekimian, propulsor de Mission Haies Auvergne (Misión Cercos en Auvergne, región situada en el corazón de Francia), señalaba una ladera colindante cercada por arboles y explicaba a GARA que «arboles y setos son un aliado fundamental de la producción agrícola».

En palabras del experto, los beneficios de los cercos construidos mediante árboles son evidentes: «Es un cortavientos natural protector de rebaños y cultivos, favorece al aumento en el rendimiento de los cultivos cuando la cantidad fluvial escasea, regula el exceso de agua y produce una ganancia de entre 5 y 30% más de rendimiento en la superficie que se beneficia del efecto cortavientos».

Asimismo, los cercos de arboles también son importantes por las funciones ambientales que realizan, descontaminando el agua y el aire y regulando la temperatura en los terrenos, pero, la idea más importante para Hekimian es la siguiente: «La productividad de biomasa de un árbol desmochado es entre tres y diez veces mayor que la de un árbol de crecimiento libre. El árbol desmochado es la demostración de que la sabiduría ancestral de los agricultores está guiada por el buen sentido».

Paisajes protectores

Koen Smets y Paola Paris, trabajan como paisajistas. Aunque en definitiva hacen lo mismo, cada uno de ellos tiene un campo de trabajo diferente. Smets trabaja en Bélgica para la agencia “Flamand du Patrimoine», encargada de repartir subvenciones estatales dirigidas a cercar castillos y edificaciones. Su tarea consiste en «inventariar, proteger, ofrecer consejos de gestión y aplicar los criterios de financiación a cada caso».

En su caso, los clientes son particulares que desean cercar con árboles un edificio, pero Smets destapa la estrategia que se esconde detrás de estos proyectos: «Si se protege legalmente un árbol, se garantiza que en ese sitio no se haga una casa».

Paola Paris, ingeniera agrónoma en Gers (centro de Francia) es miembro de la asociación “Arbre et Paysage 32” y trabaja en medios rurales, sobre todo con agricultores. Guiada por los criterios de biodiversidad, Paris ofrece ayuda técnica a los agricultores que quieren elaborar un proyecto y aclara que «nos esforzamos en implementar árboles autóctonos para cercar pastizales, y así proteger la tierra de los animales y de las erosiones, ya que las raíces sostienen la tierra firmemente y evitan la erosión».

Arboles, creadores de vida

Por muy plural que fuera la procedencia de los marchistas, había un señor que llamaba sobremanera la atención, tanto por su edad como por su ímpetu en seguir las explicaciones del orientador. El inglés Ted Green, de 83 años y «muy amigo de los vascos», visitó por primera vez Euskal Herria en el año 1971, atraído por los árboles que ocupan gran parte de las montañas vascas.

Green ama los árboles, porque «los árboles trabajan por la vida, por eso, si trabajamos por ellos trabajamos por nosotros, si los cortamos como es debido viven, y si viven, vivimos». Aunque este inglés adora todas las especies, admite que entre todos los árboles hay uno que le agrada más que los demás: el roble ancestral europeo.

Junto con Helen Red y Jill Butler, Green es miembro de “Ancient Tree Forum”, una asociación implantada en toda Inglaterra y con muchos contactos a nivel mundial. El viernes ofrecieron una conferencia sobre la historia de los árboles desmochados en Europa en los últimos 4.000 años y también expusieron cual es la manera correcta de cortar los árboles y así poder aprovechar las hojas para los animales.

Preguntados por cuál es la razón principal que los mueve, Green respondía sonriente: «Hay gente que se interesa por castillos, otros trabajan por renovar iglesias, y a nosotros nos interesan los árboles».

Con el grupo de ingleses se encontraba Vikki Bengtsson, representante sueca de la agrupación “Pro Natura”. Bengtsson, experta en enfermedades que afectan a los árboles, afirmaba que «encuentros como el de Sara sirven para intercambiar conocimiento entre investigadores científicos y técnicos».

De regreso a Sara, Green señalaba una hilera de arboles desmochados que se vislumbraba tras el cristral del autobús para comentar que «a esos árboles les saqué yo mismo una foto hace 20 años».