Joseba VIVANCO

Una buena bala o una mala botella, el sino de este equipo

El Athletic sigue tropezando en su peor versión, con un planteamiento técnico de inicio que naugrafó yotro tanto la actuación individual de los jugadores.

SEVILLA 2

ATHLETIC 0

 

Cierto hombre de fútbol sostenía que «la impresión que queda de un entrenador que se pasa los noventa minutos dando indicaciones desde el borde de la cancha es que durante la semana no hizo nada». El Athletic sigue teniendo en el Sánchez Pizjuán su particular gafe, cuarta campaña consecutiva sin hacerle un gol al Sevilla en su estadio y sigue sin haber manera de ganar con Undiano Mallenco como trencilla. Lo malo es que lo de ayer nada tuvo que ver con malos farios ni males de ojo. Tuvo que ver con un encuentro en el que el Athletic en ningún momento dio la talla sobre el césped del Nervión, tuvo que ver con que dio la impresión que, como en el Calderón, se dejó a los jugadores a su suerte ante un rival superior como equipo y uno por uno, tuvo que ver con una nueva disfunción entre lo que el entrenador arenga en sala de prensa en la previa de los partidos y lo que luego sus jugadores plasman sobre el césped. Es como si uno y otros tomaran caminos diferentes una vez suena el pitido inicial. Y lo malo es que estamos en la jornada 27.

Marcelo Bielsa defendía, y perdonen los antibielsistas confesos, que «un entrenador no es mejor por sus resultados ni por su estilo, modelo o identidad. Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el desarrollo de la idea». Y a Ziganda no se le adivina nada de eso. La actual es una temporada como el propio partido del Pizjuán, o el Calderón, un puro trámite a la espera de que lleguen días mejores, mientras el curso se acabará con el mismo entrenador y los mismos jugadores, por lo que huelga hacerse mala sangre. Aprovechando que un día de marzo como el de ayer pero de 1939 se estrenaba en los cines ‘‘La diligencia’’, tiraremos de uno de los transgresores diálogos ‘fordianos’ de este título de culto como aquel en el que el banquero estafador proclama que «este país necesita a un presidente que sea un buen empresario» y el impagable personaje del médico borrachín replica que «lo que necesita el país son más cogorzas».

El Athletic se presentó en la lluviosa tarde sevillana con un once en el que San José, Iturraspe y Vesga volvían a formar de inicio un ‘triángulo de las Bermudas’ que arrastraba el lastre del día de Mestalla, en el que se estrenaron por primera y única vez hasta entonces, y la ‘cosa’, parafreseando al bueno de Susaeta, acabó con el jugador navarro ‘señalado’ al descanso con 2-0 en el luminoso. Esta vez, Kuko rizó el rizo y cambió a tres hombres de una tacada a vuelta de vestuarios, dos de ellos, ‘Itu’ y Vesga. El experimento, enésimo del entrenador rojiblanco en una temporada continuo tobogán de emociones y juego, es todo un reflejo de que la ‘cosa’ no funciona. La alineación número 26 en 27 jornadas. De récord.

Ocho minutos de partido ante un Sevilla con su once de gala –Montella dio descanso a jugadores entre semana y no tiene partido continental– y el Athletic –con cinco novedades respecto al miércoles y jugadores como Aduriz y Raúl en el banquillo con mucho trajín acumulado– ya había contenido la respiración tres veces, merced al estropicio que el argentino Correa le estaba haciendo a Lekue por su banda derecha. El gol era cuestión de tiempo, de que Kepa no es imbatible o de los errores. Y fue todo. Muriel avisó con un cabezazo a la cruceta que se cantaba dentro y a la siguiente no perdonó. Un tanto que retrató a este Athletic, defendiendo de manera pésima un saque de banda en contra en la línea divisoria, grotesca falta de entendimiento entre San José e Iñigo Martínez, vertiginosa combinación sevillista y a la cazuela. Cinco minutos después, Vázquez, de testarazo, subía el segundo, y dejaba al Athletic ‘Mudo’.

El ya sobradamente conocido Athletic de la triste figura tomó rumbo de vestuarios lamentándose del disparo al muñeco –Rico– de Williams y con un reparto de posesión de la pelota, pero con seis ocasiones de gol para los andaluces y solo esa para los leones. De perdidos al río, Ziganda metió a Aduriz, Raúl García y Beñat, sacrificando, de paso, a uno de los pocos decentes como Córdoba, que parece regresa a Bilbo con molestias en el tobillo.

La idea de hacer un gol pronto que les metiera en el duelo duró lo que el Athletic tardó en comprobar que la misión no era realista. Sergio Rico no vio comprometida su portería en ningún momento, mientras Kepa se multiplicaba para impedir que cayera el tercero: una envenenada cesión de Iñigo, una volea de Nolito y otro disparo del gaditano. En total, 6 paradas que llevaban marchamo de gol, récord personal del de Ondarroa en el primer equipo lejos de San Mamés. En total, 8 remates en contra entre los tres palos, el segundo peor registro negativo de la temporada para los bilbainos. Números sangrantes y reveladores de lo que fue ayer y es este Athletic, naufragio en lo colectivo e individual. Ni puntos de inflexión ni arengas vacuas desde el sillón de la sala de prensa. En el fondo, volviendo a ‘‘La diligencia’’ y como confesaba el médico alcohólico de la película de John Ford, «siempre he sabido que en algún lugar me espera una buena bala o una mala botella. ¿Qué más da hoy o mañana?». Es el sino de este equipo.

 

Ziganda: «La autocrítica es para todos»

«La autocrítica es para todos, individualmente sabemos el partido que hemos hecho, y cada partido es una oportunidad para todo el mundo, y cada cual analizará las cosas», se despidió Kuko Ziganda de la sala de prensa del Pizjuán dando un toque de atención a sus jugadores, después de que antes, él mismo, aceptara al ser cuestionado sobre su planteamiento inicial que «lo apunto, lo tengo claro. Uno cuando plantea un sistema influye en el resultado, pero luego hay otras casualidades que no se han dado. En lo que me compete he de reconocer que no ha salido». Sobre los numerosos cambios introducidos de inicio y esa presencia de San José, Iturraspe y Vesga en la medular, justificó que «se trataba de refrescar al equipo, venimos de una racha de jugar cada tres días, hay un riesgo serio de lesión, tenemos plantilla y tenemos que dar oportunidades en función de los jugadores. Pensábamos que podíamos refrescar el medio de campo, y estos jugadores el día de Valencia no lo hicieron mal». Sin embargo, «el Sevilla ha salido bien y nosotros hemos puesto demasiado fácil ir detrás en el marcador. Luego no hemos podido». Sobre la clave, dijo que «nos hemos equivocado muchísimo jugando en corto, en lugar de en largo a la espalda de ellos. Tan en corto y tan en parado. Hemos cometido errores, demasiados errores no forzados que el Sevilla ha aprovechado». Sobre los tres cambios al descanso aclaró que «la idea no era que jugasen, pero vas 2-0 y algo tienes que hacer, a ver si metemos un gol. Nos vamos descontentos y a pensar en el jueves». Ziganda defendió que sí hay plantilla suficiente, justificándose, no obstante, en que «cuando haces muchos cambios no es lo mismo si los que entran no son titulares en teoría, con peso, no es lo mismo dos o tres cambios o seis cambios. Hay plantilla, pero si hay tantos cambios todos los equipos del mundo lo acusan. Hoy consideraba oportuno que tocaba» hacer modificaciones. Kuko insistió, a pesar de que estamos en marzo, en que «lo del otro día no fue un espejismo, estoy convencido. Este equipo tiene más y lo vamos a dar». J.V.