La verdad es que a estas alturas sobran las loas que Kuko Ziganda brinde en sala de prensa a la labor de su predecesor ahora en el Barça, o que Ernesto Valverde se comporte políticamente correcto cuando habla de que el Athletic «siempre es peligroso y se crece en la dificultad», como si quisiera alentar a que más turistas asiáticos se acercaran al Camp Nou a la hora de la siesta. Porque al cabreado aficionado rojiblanco no le interesan los méritos culés ni un pimiento, pero tampoco da un duro por su equipo hoy ante el Barcelona, la peor cita posible tras el sopapo europeo y sobre la que muchos temblarán al recordar la lapidaria comparación que hizo Joaquín Caparrós entre jugar en el santuario blaugrana y rendir visita al dentista. Lo malo es que el Athletic no puede descolgar el teléfono y anular la cita con la clínica del dentista Leo Messi y cía. A Ziganda se le ha agotado el crédito tanto como su ya indolente discurso, y volver a repetir por enésima vez, jornada a jornada, mes a mes, que «tenemos muchos objetivos por delante y nos podemos agarrar a muchas cosas para ilusionarnos y mantener la tensión de aquí al final», o que «me encuentro con más ganas si cabe», o que «hay que enganchar tres partidos y...», suena a disco rayado. Es su papel, está obligado a enarbolar la bandera hasta el final cual general Custer, pero el certamen de monologistas es en Comedy.
El Athletic, o lo que queda de él, se presenta ante el Barça con la moral por los suelos y nadie se lo va a reprochar. El fútbol es un estado de ánimo, primer aforismo del fútbol. Y el conjunto rojiblanco está para el diván. Por si fuera poco, Kuko reconoció ayer que «hay varios jugadores con molestias, sobrecargas, acusando el calendario», que «quedan secuelas físicas importantes y la tristeza de la eliminación» continental. Así las cosas, el once que presente hoy lleva camino estar cogido con alfileres. «Veremos un equipo diferente seguro y jugaremos con todo. Decidiremos en función de las sensaciones de muchos de ellos», admitió el técnico.
Balenziaga tampoco viaja y se une a Yeray y Rico. El resto, disponible, pero veremos qué alineación parte de inicio y el dibujo que presente Ziganda, si reforzado en la medular ante un Barcelona sin Busquets ni Luis Suárez, que algo es algo. San José y Raúl García serán de la partida, Saborit en el lateral también debería serlo, Williams bien podría ser la punta de vanguardia... La cuestión es, por esta vez, hacer buenas las palabras del técnico de que «este equipo nunca se entrega». Los jugadores y la afición no pueden permitirse otro varapalo en forma de pobre imagen y que eso derive en goleada. Hay que apelar al orgullo de cada cual, al de cada león. «Vamos a tratar de incomodarles», abogó por ello Kuko. Aunque solo sea eso.
Kuko: «Hay muchos objetivos todavía»
El Athletic «no está en condiciones» de pelear siquiera por la séptima plaza. Lo reconoció ayer el propio Kuko Ziganda, quizá tratando de que la pesada mochila que arrastra el equipo desde hace tiempo no siga lastrándole aún más en busca de un objetivo que se antoja irrealizable. En tierra de nadie, «hoy no nos jugamos el drama del descenso ni esa expectación por meterte en Europa, pero no tendríamos perdón si no demostramos ilusión por jugar. Hay muchos objetivos individuales y colectivos para afrontar el resto del año con muchas ganas de que por lo menos quede buen sabor de boca y otras sensaciones». Estas palabras encierran las metas que, según el entrenador navarro, le quedan a este equipo en las diez jornadas que restan. Porque bajar los brazos ahora, con rivales a priori asequibles vistando San Mamés de aquí a final de curso, podría ser un drama. Y mientras, el propio Ziganda no se sale un ápice de su discurso por mucho que esté cantada su no continuidad. «Estoy con muchísimas ganas de venir a Lezama, de recuperar, de coger un poco de aire y de ver si entre todos le damos más regularidad y mostramos un juego más estable», insistió. No le queda otra, prohibido flaquear ante la voraz prensa y una afición que lo cuestiona. «Decepción sería si veo que el equipo no corre o está entregado. Es cierto que no estoy contento porque no se están cumpliendo las expectativas que tenía, pero queda un cuarto de liga y voy a seguir manteniendo la ilusión», mantuvo su discurso el navarro.J.V.