Agustín GOIKOETXEA

Cortejo fúnebre por las personas migrantes hasta Extranjería

Un cortejo fúnebre hasta la oficina de Extranjería en Bilbo y una cadena humana ante las instalaciones portuarias en Santurtzi y Zierbena sirvieron para denunciar las múltiples vulneraciones de derechos humanos en Euskal Herria.

Cerca de los muelles donde se cargan de armas los barcos que abastecen a muchos conflictos bélicos, próximos también al «muro de la vergüenza» que trata de impedir a los migrantes seguir con su viaje buscando un futuro mejor, finalizó ayer la caravana EH Mugak Zabalduz. Una iniciativa en la que las personas migrantes han sido protagonistas y donde se han denunciado políticas que generan «empobrecimiento y el desplazamiento de millones de seres humanos en el mundo».

Al mediodía, en Bilbo, un cortejo fúnebre por la Gran Vía denunció que políticas económicas y migratorias son responsables de la explotación laboral, expolio de recursos y muerte. Una camilla en la que varias mujeres transportaban a otra representando a una migrante muerta abría la comitiva, seguida de cinco ataúdes, similares a los que se usan a diario para dar sepultura a todos aquellos que pierden la vida tratando de huir de la guerra o la miseria.

A los sones de la marcha fúnebre ‘‘Gernika’’, de Pablo Sorozabal, la singular movilización fue deteniéndose ante entidades bancarias para entregarles pequeños féretros de cartón con lemas como «inor ez da ilegala» y «no son muertes... son asesinatos» mientras se recordaba que, mientras la fabricación, financiación y exportación de armas es legal, «salvar vidas en el Mediterráneo es ilegal».

Otra parada fue ante establecimientos de Inditex, donde se destacó que la compra de ropa barata, con la que algunos amasan grandes fortunas, «tiene un precio, la vida de miles de mujeres trabajadoras y sus derechos». Luego se detuvieron ante el palacio foral para denunciar que la Diputación tutela a los menores migrantes hasta los 18 años. «Posteriormente, quedan desprotegidos, alimentando las bolsas de exclusión. Los recursos no se adaptan a las necesidades», advirtieron.

Más tarde, visita a la Subdelegación del Gobierno español, donde manifestaron que, mientras los gobiernos europeos hablan de paz, impulsan guerras que provocan la huida de miles de personas, a las que luego se les levantan barreras. «El Gobierno español sigue incumpliendo su ridícula cuota de acogida», subrayaron.

La marcha finalizó ante la Oficina de Extranjería, donde reivindicaron papeles para todos. «Las personas migrantes no son consideradas ciudadanas de pleno derecho. La Ley de Extranjería les niega los derechos universales. El lugar de nacimiento no puede determinar los derechos humanos», defendieron.

Los activistas introdujeron uno de los féretros en las dependencias, lo que provocó que los guardas de seguridad bajaran la persiana para impedirles el paso. «Aquí están vuestros muertos», les espetaron los activistas, al tiempo que coreaban consignas como «ninguna persona es ilegal» o «la Ley de Extranjería mata gente cada día».