La decisión de ETA de poner fin a su trayectoria tiene tres consecuencias, según se desprende de la declaración conocida ayer. ETA desmantela sus estructuras, ETA deja de ser un agente político –tras haber abandonado previamente la lucha armada y haberse desarmado– y los militantes de ETA dejan de serlo para seguir la lucha por sus objetivos en otros ámbitos. No cabe lugar a dudas tras semanas de especulación y obsesiones particulares sobre qué término exacto debía utilizar.
La noticia se difundió por dos vías, simultáneamente. Por una lado, el Centro de Diálogo Humanitario reunió en su sede de Ginebra a un buen número de personalidades y medios para dar lectura al texto y hacer una valoración muy positiva de su contenido. Por otro, en paralelo, la BBC adelantaba a la misma hora, a las 14.00, la decisión de ETA y anunciaba que había un audio de la declaración.
Ese audio y el texto del comunicado, en cuatro idiomas, fue difundido por NAIZ. Era el audio de un vídeo donde Josu Urrutikoetxea aparece leyendo la declaración a cara descubierta y que fue visionado días atrás por los agentes internacionales que confirmaron así los términos exactos del pronunciamiento final. Una segunda grabación con la voz de Marixol Iparragirre, histórica militante de ETA actualmente en prisión, dando lectura al mismo texto fue igualmente difundida. Los medios se empeñaban en insistir en que el vídeo iba a ser visionado en el encuentro de Ginebra. La insistencia en el error tampoco podía faltar esta vez.
La decisión de ETA, según el texto, se ha producido «después de que su militancia haya ratificado la propuesta de dar por concluidos el ciclo histórico y la función de la Organización». La referencia toma mayor relevancia si se toma en cuenta un dato aportado en la comparecencia de los facilitadores en Ginebra. En el debate de ETA han participado, de una u otra forma, 3.000 personas, de las que 1.500 tenían derecho a voto. El 93% ha respaldado la propuesta presentada hace meses por la dirección de ETA.
El impacto de la noticia fue enorme en esferas políticas y mediáticas, pero también a pie de calle. Como muestra un botón: la izquierda abertzale celebró asambleas en pueblos y barrios para valorar el acontecimiento, y mirar al futuro.