El rugby irlandés de alto nivel esta conformado por cuatro equipos provinciales –Leinster, Munster, Ulster y Connacht– que son el vivero en el que se crían los jugadores que conforman el XV del Trébol.

Cuentan que Leinster, el equipo de la capital Dublín, es el niño bonito de la Federación. Cuatro veces ganador de la Guinnes Pro 14 en dieciséis ediciones, este año ya está clasificado para semifinales, donde se verá las caras con Munster.

Los Boys in Blue se presentan en San Mamés con la vitola de favoritos y un pleno de victorias en esta Champions, ocho de ocho. Si ganan esta tarde repetirán el récord de Saracens hace dos años. Otra marca que pueden igualar es la de Champions ganadas. Leinster tiene tres (2009, 2011 y 2012), una menos que Stade Toulousain.

Los dirigidos por Leo Cullen someten a sus rivales con una demoledora delantera, detrás de la cual el apertura Jonathan Sexton se cobra los puntos o distribuye el juego.

Healy, Cronin y Furlong componen una primera línea de postín, el segunda Devin Toner domina las alturas y en la tercera imponen su ley el australiano Fardy o el local Jordi Murphy, nacido en Barcelona.

Para remachar la faena aparecen los Henshaw, Kearney o el capitán Isa Nacewa, neozelandés de nacimiento pero dublinés de adopción y que cuelga las botas al terminar esta campaña. Hoy puede entrar junto a Healy, Toner y Sexton en el selecto club de las cuatro Champions como jugador, algo de lo que solo pueden presumir Cedric Heymans (Toulouse) y Frederic Michalak (Toulouse y Toulon).

Leo Cullen, listo él, puso ayer sobre la mesa las similitudes entre su equipo y el Athletic, usuario habitual del campo. «Este es un lugar excepcional para jugar, como nosotros, con jugadores locales», apuntó.

Del ProD2 a los títulos

Al otro lado de la trinchera estará el emergente Racing de Jacky Lorenzetti, presidente del holding empresarial Ovalto, centrado en la gestión financiera e inmobiliaria y con inversiones en el ámbito de la viticultura.

El magnate se hizo con el 61% de las acciones en 2006, cuando el histórico club fundado en 1882 militaba en la segunda división francesa, el ProD2. El presupuesto saltó de la noche a la mañana de 2 a 10 millones de euros, aunque el ascenso a Top 14 se hizo esperar hasta 2009.

Desde entonces es un habitual en las eliminatorias por el título. El afamado Bouclier de Brennus llegó en 2016, tras imponerse en el Camp Nou a Toulon, otro club cortado por el mismo patrón de la mano de Mourad Boudjellal.

Paralelamente, en este tiempo se ha puesto en marcha un moderno centro de entrenamiento y se ha construido el U Arena, un estadio multiusos con capacidad para 32.000 espectadores y situado en Nanterre, en el extrarradio de París.

En la Champions su mejor logro es el subcampeonato de 2016, cuando cayeron en la final frente a Saracens (21-9).

Evidentemente, la entrada de capital supuso el fichaje de prestigiosos técnicos y rutilantes estrellas, entre las que destaca sin duda Dan Carter.

El exapertura de los All Blacks, que en su juventud jugó en Perpignan, arribó a París en hace tres temporadas con dos Mundiales (2011 y 2015) y tres títulos de mejor jugador del mundo (2005, 2012 y 2015) en el zurrón. Tiene ya 36 años y comenzará la final desde el banquillo, siendo el sudafricano Pat Lambie el que vestirá el número 10.

Racing no podrá contar por lesión con su medio melé y máximo anotador Maxime Machenaud, baja que cubrirá el bearnés de raíces vascas Teddy Iribarren. Las opciones de los Ciel et Blanc pasan por hacerse fuertes en defensa, donde tendrá que emplearse a fondo una delantera en la que brilla el segunda fijiano Leone Nakarawa.

En tres cuartos Virimi Vakatawa será el encargado de ganar la línea de ventaja desde el segundo centro, para que Andreu y sobre todo el labortano Teddy Thomas rematen el trabajo. Están en la nómina de suplentes el joven flanker baionarra Baptiste Chouzenoux y un viejo conocido de la afición del Aviron, el ala neozelandés Joe Rocokoco.