R.S.
donostia

El Gobierno de Sánchez gusta más a PP y C’s que a quienes le votaron

«Buenos profesionales» para Juan Carlos Girauta (Ciudadanos), «gente magnífica» para Borja Sémper (PP). El Gabinete conformado por Pedro Sánchez ha satisfecho paradójicamente más a quienes prometían oposición que a quienes apoyaron su moción de censura. Podemos, EH Bildu o Compromís cargan sobre todo contra Grande-Marlaska.

El Gobierno del que se ha rodeado Pedro Sánchez ha tenido el efecto de voltear las líneas divisorias que reflejó la moción de censura. Desde PP y Ciudadanos, los derrotados en el Congreso, no tuvieron más remedio ayer que alabar su composición, y especialmente las figuras de Fernando Grande-Marlaska (Interior) y Josep Borrell (Exteriores). Son las mismas que hacen poner el grito en el cielo a las fuerzas que han llevado a Sánchez a Moncloa, con la salvedad del PNV, que se mostró tibio en la valoración, en la línea de la equidistancia entre PP y PSOE que reflejaron sus síes sucesivos a Rajoy y Sánchez en siete días.

El principal apoyo parlamentario del nuevo presidente habló muy claro desde primera hora de la mañana. Para el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, este no es un gobierno fuerte sino «el más débil de la Unión Europea» al sostenerse solo sobre los 84 diputados del PSOE. Pero además lamentó que se elija a ministros «que gustan al PP y Ciudadanos» olvidándose «de quien le ha hecho presidente». «Es toda una declaración de intenciones», se teme Iglesias.

Señaló especialmente a Grande-Marlaska, remarcando que «estuvo a favor de condenar a miembros del 15M y secuestró portadas de ‘El Jueves’, por lo que desde luego no está en el espíritu del cambio. No sé quién ha convencido a Pedro Sánchez de que nombre un ministro del PP, pero ha nombrado un ministro del PP», aseguró.

Sobre el juez de la Audiencia Nacional puso el foco también Marian Beitialarrangoitia, diputada de EH Bildu, pero por una cuestión más grave: «Ha negado la realidad de la tortura. Es un juez que nunca ha visto pasar torturados delante suyo». Concluyó que ese nombramiento «parece pensado para tiempos del pasado», si bien matizó que en su caso y todos los demás habrá que esperar a los hechos.

Joan Baldoví (Compromís) reconoció igualmente que «no estoy contento» con el ministro del Interior, en su caso porque «no ofrece un mensaje claro sobre el futuro de la Ley Mordaza». En el acto de toma de posesión ayer, Grande-Marlaska no dio pistas sobre sus planes.

Más satisfecho parece el PNV a tenor de las palabras de su presidente, Andoni Ortuzar, en Antena3. Ve un equipo «distinto, novedoso», e intuye que con él Sánchez quiere agotar los dos años de legislatura que quedan, lo que le parece «muy bien» a un partido jelkide que ya demostró con el sí a los presupuestos de Rajoy que teme sobre todo un anticipo electoral.

Sobre las nuevas ministras y ministros, Andoni Ortuzar solo puso pegas realmente a Josep Borrell, del que dijo que en su etapa anterior en ejecutivos del PSOE en los años 90 «fue el ministro más jacobino, centralista y duro en 40 años de gobiernos democráticos». Le deseó por tanto que «viaje mucho» porque considera que «estará mejor fuera que aquí». Pablo Iglesias se quejó específicamente de la cerrazón de Borrell en el tema catalán, al haber liderado actos de Sociedad Civil Catalana junto a cargos de Ciudadanos y el PP «y figuras de la extrema derecha. A ningún progresista le gusta recordar aquella imagen abrazándolos».

Ciudadanos no se corta

La evidencia de que el Ejecutivo Sánchez tiene elementos que podrían llevar la marca Ciudadanos es tal que desde el partido de Albert Rivera no ocultaron su satisfacción. Para el portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, los nuevos ministros y ministras no solo son «personas muy respetables» sino además «buenos profesionales y buenos técnicos». Tampoco obvió lo más notorio: «Hacia Borrell sentimos gran proximidad».

Dicho esto, el dirigente de C’s intentó marcar la hoja de ruta al nuevo Gobiero, exponiendo que lo más urgente es abordar el tema catalán, «donde el desafío permanece prácticamente inalterado», y hacer un plan frente a la precariedad laboral.

En cuanto al PP, la crispación provocada por la inesperada remoción de Rajoy ha dado paso ahora a una posición mucho más relajada. Incluso feliz, si se atiende a esta valoración del guipuzcoano Borja Sémper sobre el nuevo Gabinete: «Hay gente estupenda de la que tengo una opinión magnífica», dijo en Antena3. La concretó en tres nombres bien diferentes: «Màxim Huerta, Isabel Celaá, Fernando Grande-Marlaska... y algunos más», apostilló.

En Madrid se evitaron expresiones tan sinceras, pero en la comparecencia del portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, no hubo una sola crítica al equipo formado por Sánchez. Hernando sí emplazó al nuevo inquilino de La Moncloa a que aclare si tiene algún «cambio de cromos» con las formaciones que le dieron su apoyo en la moción de censura: «¿Qué ha dado a cambio a Bildu, Puigdemont, Iglesias...?», preguntó a Sánchez.

 

Ocho años después, otra pericial de tortura que «olvidó» Marlaska

La inacción del nuevo ministro del Interior español ante la tortura sigue dejando consecuencias años después. A las condenas europeas al Estado español por no investigar (seis de las nueve corresponden a redadas ordenadas en su juzgado de la AN) se le suma la repetición estos días de un juicio y también el análisis forense realizado ayer en Iruñea a un joven que también pasó ante Grande-Marlaska.

Se trata de Ander Maeztu, detenido en 2010 por la Policía española y que tras cuatro días incomunicado denunció ante el magistrado ahora ministro que había sido torturado. No se le realizó exploración física ni sicológica. En 2014 fue juzgado y declarado absuelto. Y en 2017 se reabrió su denuncia de torturas, por la que siete agentes ya han declarado en Madrid. Ayer, justo el día en que Marlaska tomaba el cargo, Maeztu estuvo en el Juzgado de Iruñea para ser analizado por un forense en relación a sus daños sicológicos, lo que el juez obvió hace ocho años ya.

Vía redes sociales, las denuncias sobre el nuevo ministro están alcanzado gran difusión, desde la interpelación que le hizo el periodista de GARA Alberto Pradilla en ETB a opiniones de personas detenidas que pasaron por su despacho, como este joven de Iruñea: «Aún recuerdo cómo sonreía en su despacho de la AN mientras le relataba las torturas durante cinco días que me llevaron al hospital. Se había negado de antemano a recibirnos, prefirió mandar a la Policía a buscarnos».GARA