Aritz INTXUSTA

«¿Y si le ponemos unos focos led al Navarra Arena?»

Este verano se tienen que rematar las obras del colosal Navarra Arena. Descartada la posibilidad de que cualquier equipo lo utilice, el pabellón deportivo se ve abocado a renacer como una sala de fiestas gigante para paliar los gastos. Costó 60 millones y mantenerlo cerrado supone 185.000 euros al año.

Es ya la cuarta vez que el Parlamento visita el mastodonte. Siempre con casco de obra. El acto oficial para colocar la primera piedra del Arena tuvo lugar el 28 de setiembre de 2009. Miguel Sanz puso una moqueta roja y, encima de ella, un montón de tierra con la que rellenó el agujero a paladas. Él se colocó a un extremo de la foto y, en el otro, estaba un emocionado director de Deportes, Javier Esparza. También acudió Yolanda Barcina, la alcaldesa. Pero el centro de la imagen lo ocupaba Miguel Indurain. Eran los felices tiempos del derroche y UPN soñaba con finales del manomanista.

Ayer, los técnicos del Instituto Navarro de Deporte y Juventud mostraban las últimas obras en la infraestructura, unos parches para que se pueda abrir en setiembre. Son conscientes de que será imposible aprovechar todos los espacios, incluido el laberinto de sótanos. A lo largo del verano cederán el testigo a Nicdo, la sociedad pública especializada en espectáculos que es la que tratará de explotarlo.

El Navarra Arena es un coloso que, aun vacío, impresiona. Sus diez mil sillas siguen enfundadas en bolsas de plástico. Las gradas móviles están replegadas hacia los laterales. De las alrededor de 2.000 que se esconden en los sótanos mecanizados apenas asoma la primera hilera de los cuatro segmentos en los que está dividido a lo ancho. Esa grada puede llegar a cuatro pisos de altura. Al salir de su escondite en el suelo, las hileras de sillas articuladas parten la pista en dos desiguales. La más pequeña es un frontón con aforo para 3.000 personas, el mismo aforo que el de Miribilla.

Será el torneo de pelota Masters Codere el primero en estrenar ese frontón. Ayer estaba recién pintado. Al principio el frontis era negro, pero las televisiones advirtieron que así la pelota no se ve. Mejor de verde.

El Arena es un polideportivo que la megalomanía de la última etapa de UPN agigantó hasta las 10.000 plazas. Y eso lo convirtió en algo prácticamente inservible para la práctica del deporte. El costo de abrir un pabellón tan grande es inasumible para los equipos navarros, independientemente de qué deporte practique. Y nadie lo llena. Ni siquiera cuando Iruñea tenía a uno de los mejores equipos de balonmano de Europa, el Portland San Antonio, se conseguía atraer a 3.000 personas.

Quitando el polvo

La visita comenzó por la gigantesca entrada para autobuses y camiones. Continuó por un inmenso parking vacío. Las paredes son de hormigón gris, con los tubos de electricidad y agua visibles al estilo del Centro Pompidou de París. Solamente el encender todos los tubos fluorescentes para la visita se antoja un despilfarro. Al fondo del parking, han habilitado unas celdas que servirán de almacén para las federaciones deportivas. «No lo han visto y ni se imaginan todo el espacio que tienen aquí», explicaba el guía.

No fue hasta que el grupo de parlamentarios subió a una de las gradas cuando se produjo la anécdota que selló la visita a ese cementerio de hormigón de más de 60 millones de euros que consume 185.000 euros anuales en mantenimiento estando cerrado. Mientras los representantes observaban a unos trabajadores subidos a una grúa quitar nubes de polvo de una viga del techo con una mopa, la parlamentaria de UPN Mónica Domenech decidió hacerles una sugerencia a los técnicos, deslumbrada por tanto fluorescente. «¿Esas luces son de led? ¿Y si ponemos unos focos de led?». Los técnicos salieron del paso como pudieron. «No, son focos halógenos. Es la tecnología que había cuando se compraron en 2008. El led consume menos, pero primero habrá que encender estos», respondieron.

Ahora Nicdo está sacando a concurso limpiezas, seguridad… «Con menos de 200 personas no se puede poner esto en marcha», comenta uno de los responsables de Nicdo, la empresa que trabaja para dotar al Arena de contenido. Serán aperturas puntales. Después de la pelota llegará Rosendo, un espectáculo de motos, el patinador Javier Fernández, el cantante Pablo López y cerrará el año el espectáculo infantil Ene Kantak.