Rob LEVER (AFP)
Washington

El arancel sobre el papel canadiense hunde a la prensa estadounidense

Las nuevas tasas aduaneras impuestas al papel canadiense, que se suman a la pujante subida de los medios digitales, la pérdida de ingresos publicitarios y el envejecimiento de sus lectores, podrían amenazar la supervivencia de muchas cabeceras de Estados Unidos. El Departamento de Comercio se pronuncia el jueves sobre estos aranceles, pero incluso si se pronunciara a favor de la anulación «el daño ya está hecho, los periódicos no recuperarán ese dinero».

A principios de año entraron en vigor las tarifas que encarecen cerca de un 30% el precio del papel importado desde Canadá, que constituye la primera fuente de suministro para la prensa estadounidense.

La medida respondía a una reclamación presentada por una empresa papelera del estado de Washington, la North Pacific Paper Company (Norpac), que denunció las subvenciones ofrecidas a las industrias canadienses, origen, según indicaba, de una ventaja competitiva injusta.

Las tasas han aumentado la carga de la mayoría de la prensa estadounidense, especialmente la de las cabeceras locales y regionales. «He perdido suscriptores en los últimos años y no puedo repercutir una nueva subida (en el precio de venta) sin afectar a mi negocio», explica Andrew Johnson, editor de tres semanarios en Wisconsin y presidente de la Asociación Nacional de Periódicos de EEUU (NNA). Como reacción a los aranceles, numerosos miembros de la asociación han congelado la contratación y han reducido su paginación o el tamaño de sus ediciones, afirma.

Este nuevo golpe sacude a una industria ya tambaleante, que ha visto cómo sus efectivos pasaban de 400.000 personas en 2001 a 173.000 en 2016, según cifras del Gobierno de EEUU.

El pasado lunes, el “New York Daily News”, durante mucho tiempo una de las diez cabeceras emblemáticas de EEUU, despidió a cerca de la mitad de su redacción, que ahora apenas cuenta con unos cuarenta periodistas.

«Después de la cuota salarial, nuestro capítulo más costoso es el del papel y también lo estamos recortando», declaró Paul Tash, CEO de “Tampa Bay Times”, periódico de Florida. «Algunos editores dicen que se plantearán parar la publicación de ciertos periódicos o venderlos a grupos más grandes», advierte Johnson.

«El mal ya está hecho»

La prensa estadounidense ha ido ampliando su presencia en internet en los últimos años, pero los ingresos de muchas publicaciones locales dependen todavía de las ediciones impresas.

Para Penelope Abernathy, profesora de Economía de los Medios en la Universidad de Carolina del Norte (UNC), mantener los aranceles podría suponer «la muerte» de muchos periódicos, que se sumarían a los cerca de 60 diarios y 1.800 semanarios desaparecidos desde 2004.

Vicepresidente de la News Media Alliance, otra organización profesional que agrupa a unos 2.000 periódicos, Paul Boyle protesta ante el hecho de que la reclamación de una sola empresa, Norpac, haya trastornado a toda una industria.

Craig Anneberg, de Norpac, resaltó que desde la instauración de los aranceles, había podido reabrir una fábrica y readmitir a 60 trabajadores.

Pero para muchos profesionales, el daño causado a los grupos de prensa, y al conjunto del sector editorial podría, en última instancia, reducir la demanda y afectar a la industria papelera.

El Departamento de Comercio debe pronunciarse el 2 de agosto sobre el posible mantenimiento de los aranceles sobre el papel canadiense. Si optara por esa medida, el ITC, que se pronunciará a finales de agosto, aún podría anularlos.

Pero para Boyle, incluso si el caso se resuelve a su favor, «el mal ya está hecho, los periódicos no recuperarán ese dinero».

 

Whrilpool, del aplauso a la campaña en contra

En enero el fabricante estadounidense de electrodomésticos Whrilpool recibió con agrado los nuevos aranceles sobre las importaciones de lavadoras; casi siete meses después es víctima de la guerra comercial desencadenada por Donald Trump y ha cambiado su discurso. Marc Bitzer, CEO de Benton Harbor Group, definió como «un catalizador positivo para Whirlpool» las primeras medidas proteccionistas al considerar que ralentizarían la dinámica de LG y Samsung, de Corea del Sur, acusadas de competencia desleal. Bitzer no pensó que el conflicto comercial se extendería a otros sectores en marzo, cuando Trump impuso tasas adicionales del 10% y del 25% sobre las importaciones de aluminio y acero, que obtuvieron respuesta de China, UE, Canadá y México. Como resultado, el precio del acero, material utilizado por Whirlpool en la fabricación de sus productos blancos, está por las nubes y es un 60% más altos en EEUU, dice el fabricante. GARA