«Tendré tres porteros hasta que las matemáticas digan que tengo dos», auguró Eduardo Berizzo tras el cuadrangular alemán. Las matemáticas no, serán las jugosas libras que el Chelsea va a poner sobre la mesa las que resuelvan la ecuación al argentino aunque sea a costa de su arquero titular. 80 millones del ala, nada menos, los que dejará en caja, a la segunda la vencida, la marcha de Kepa, o mejor dicho, gracias a la ‘cabezonería’ del criticado Josu Urrutia y su «cláusula o nada» y al ‘no’ de Zinedine Zidane a abonar solo 20 ‘kilos’ en enero. Kepa se quiso ir entonces y se ha querido ir ahora. La crónica de una marcha anunciada, oficiosa de momento, que hoy debería hacerse oficial.
En enero la parroquia rojiblanca hizo la debida digestión ante la fallida marcha de Kepa Arrizabalaga al Madrid, no solo ante la posible pérdida de un baluarte del Athletic de la próxima década sino por suponer un verdadero torpedo, que diría Josu Urrutia, a la línea de flotación del Athletic al asumir que el protagonista del culebrón navideño quería irse. Uno de los nuestros. El deseo del jugador no fructificó, vendió un acto de contricción nada creíble y renovó por siete temporadas, un sueldazo y 80 millones de cláusula como si de una operación de blanqueo de dinero se tratara. Todos dijeron amén y San Mamés, misericordioso, perdonó al portero, el mismo que declaró haber sido «reflexivo», haber «analizado todo» y haber concluido que «lo mejor para mí es el Athletic y estoy feliz de seguir aquí muchos años». Hoy, sin gases que digerir en el estómago de una afición curada de espanto, Kepa está a un paso de estampar su fichaje por el Chelsea de Maurizio Sarri, previo abono de una cantidad récord para un guardameta en la historia del fútbol, tras los 62,5 millones más 10 en variables que el Liverpool pagó a la Roma por el brasileño Allison en julio. La burbuja del fútbol suma y sigue.
El lunes por la tarde saltaron las alarmas en Ibaigane. El martes por la mañana en la sede del club daban por segura la marcha del guardameta si el Chelsea ponía encima de la mesa la que parecía prohibitiva cláusula de rescisión. Sin noticias de la marcha de Thibaut Courtois al Madrid, aunque el belga siguiera en situación de rebeldía sin presentarse a entrenar, los Blues aceleraron las negociaciones y a primera hora de la tarde, Kepa, que se había ejercitado por la mañana en Lezama, cogía un avión en Loiu vía Madrid y hoy será anunciado en Londres. Y todo después de que Jan Oblak, el arquero del Atlético, con cláusula de 65 millones, dijera no.
Kepa, con apenas 54 partidos como rojiblanco, es ya pasado en el Athletic. Javi Martínez al Bayern, Fernando Llorente a la Juve, Ander al Manchester United, Laporte al City, Kepa al Chelsea. El Athletic se ha convertido en los últimos años en un caladero de jugadores para los grandes europeos, un inevitable escaparate en mitad de un negocio futbolístico al que como al campo no se puede poner puertas. Mimar más que nunca la cantera, valorar como se debe al que se quiera quedar, fichar fuera todo lo que mejore gracias a los dividendos que dejan la marcha de esos jugadores y, parafraseando al propio presidente rojiblanco, desviarse lo mínimo posible de lo que significa el Athletic y su historia.
El futuro más inmediato pasa por el uso que la Directiva pueda dar a los 80 millones que deja su marcha y si el club intentará algún fichaje de campanillas que revalorice al equipo no en una portería cubierta por Herrerín y Remiro sino en otras líneas. Todos los rumores puestos desde ya en determinado jugador de la Real en boca de todos e incluso en el ex Ander Herrera en su último año de contrato en el United. Pero tiempo al tiempo. No es esta Junta Directiva de las que se precipite ni tire la casa por la ventana.
Hoy, la plantilla se ejercita a las diez de la mañana aunque a puerta cerrada. Kepa está citado como uno más. Si no se presenta... azul y en botella. Chelsea.