El alcalde de Donostia, Eneko Goia, ha tenido que salir al paso de una ‘meada fuera de tiesto’ del exdiputado y exsenador casi vitalicio Iñaki Anasagasti, quien en su blog ha publicado un texto titulado «menos mal que Oyarzabal dice no».
Anasagasti, ya retirado de la primera fila política pero que sigue siendo un reconocido referente del PNV, tiene siempre su teclado presto para arremeter contra la izquierda abertzale, el chavismo o la monarquía española, por citar tres ejemplos.
En este caso le ha dado por el fútbol, con un texto en el que carga contra Mikel Oyarzabal por quedarse en su club de siempre, la Real Sociedad, y rechazar una oferta de mayor enjundia económica por parte del Athletic. No cambiar de aires por dinero es ser un «mercenario», a juicio de Anasagasti, quien quizás debería consultar un diccionario cuando se sienta ante su ordenador.
No satisfecho con ello, el político jeltzale arremete contra «los ‘ñoñostiarras’» y su «baba madridista», augurando que no pondrán tantos reparos si un día es el «Madrizzz» el que llama a la puerta del jugador de Eibar.
Al parecer, Anasagasti no ha sabido medir el posible daño que sus palabras pueden hacer al PNV en la capital guipuzcoana. Tanto que el alcalde, su compañero de partido Eneko Goia, ha publicado una carta abierta en la que defiende la rivalidad entre ambos equipos lejos del «rencor y rabia» que destilan las palabras del otrora senador.
Gutun irekia - Carta abierta a @ianasagasti #Donostia #SanSebastian #RealSociedad pic.twitter.com/lmYKCcNKcJ
— Eneko Goia (@EnekoGoia) 15 de agosto de 2018
El primer edil donostiarra asume que su compañero de formación política puede estar dolido porque ve «tambalearse el principio de que todos los jugadores vascos quieren jugar en Bilbao», y alaba el «compromiso, orgullo y amor» por los colores de Oyarzabal. No está de más recordar que el eibartarra ha ampliado su contrato con los blanquiazules con una sustancial mejora de su ficha.
En lo referente al empleo despectivo del término ‘ñoñostiarra’, Goia remarca que «ya es triste que quien se dice vasco, y por tanto conciudadano, pierda el oremus y el decoro por cuestiones menores pero que, por lo que veo, han escocido más de lo que debieran».