El Gobierno municipal empleó la excusa de los 40 años de Aste Nagusia para tratar de mostrar una imagen solidaria hacia las personas refugiadas. Un día después de que la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak organizase ante la Casa Consistorial un desayuno para 135 migrantes a los que colectivos vecinales llevan semanas acogiendo ante la falta de respuesta institucional, el alcalde incidió precisamente en que su iniciativa era «a favor de los refugiados».
El Ayuntamiento contó con la colaboración del Gremio de Pastelería Artesana de Bizkaia, seis de cuyos obradores participaron en la elaboración de 5.000 pastelitos. Eran, así los explicó su presidente, Manu Angulo, chuchos de crema con un baño de chocolate blanco y negro. «Un clásico en Bilbao», apuntó, en un receso del reparto, en el que también tomaron parte Juan Mari Aburto y otros corporativos de PNV y PSE.
En su elaboración, comentó, se habían invertido dos jornadas de trabajo. Los ingredientes utilizados fueron 2.400 huevos, 100 litros de leche, 40 kilos de mantequilla, 80 de harina y 180 litros de crema pastelera.
Al dar a conocer la iniciativa se informó de que Aste Nagusia iba a tener su tarta de cumpleaños y no sería «un pastel cualquiera, sino uno muy especial, a la altura de sus 40 años». Esa tarta iba a tener una altura de dos metros.
Era un reclamo; en su lugar quienes ayer a la tarde acudieron a la plaza del Gas se encontraron con una tarta simbólica, de 1,80 metros de largo, dos de alto y un metro de ancho. Angulo señaló que se había optado por los pastelitos para poder servir con facilidad.
En pocos minutos, una larga cola aguardaba al sol para realizar su donativo de un euro y coger el correspondiente pastel. La recaudación obtenida irá a parar íntegramente a la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR), cuyos responsables estuvieron presentes. Aburto explicó que había aprovechado la efeméride para plantear a los pasteleros la posibilidad de respaldar ese proyecto de «carácter social» y así lo hicieron.
No fue la única iniciativa solidaria de la jornada. Dos centenares de niños de familias en exclusión social, a los que atienden el Comedor San Antonio de los Franciscanos de Iralabarri y voluntarios de la parroquia de San Felicísimo de Deustu disfrutaron ayer a la tarde, y por quinto año consecutivo, de una fiesta organizada por La Gota de Leche en el Hotel Indautxu.
Además, de animación, a cada txiki se le entregó un macuto ofrecido por la Fundación Athletic y un lote de alimentos para «alegrar» las meriendas en Aste Nagusia.
Iniciativas de las comparsas
En pleno recinto festivo, hoy a la tarde, integrantes de la Asociación Síndrome de Down participarán en un turno en la txosna de Moskotarrak.
Mañana, en Pinpilinpauxa, tendrá lugar un «turno solidario», a partir de las 20.00, al objeto de recaudar fondos para la asociación Haszten. Se trata de una organización sin ánimo de lucro que persigue impulsar la iniciación deportiva en el colectivo de niñas y niños con diversidad funcional en Bizkaia.
Trabajan en su proyecto Mugilan, destinado a personas integrantes de centros de día, residencias o viviendas tuteladas, aulas de aprendizaje de tareas y talleres ocupacionales, con el que pretenden asegurar una continuidad en la práctica de actividades. Para Haszten, el objetivo «primordial» de este proyecto es ayudar a mantener el mejor nivel de autonomía personal de los y las usuarias del centro y normalizar la actividad física dentro de la rutina diaria, como factor de vida saludable.