Aste Nagusia se acercó un miércoles festivo más a Basurto. Hace décadas que Marijaia y su cohorte visitan a niñas y niños ingresados en el centenario hospital para hacerles pasar un buen rato. Ayer, la novedad fue que los artistas de Il Circo Italiano se estrenaban en esta plaza, como lo han hecho en la feria del parque de Etxebarria, después de que el Consistorio bilbaino se lo adjudicara a esta compañía procedente de Catalunya por incumplimiento del contrato por parte del Gran Circo Mundial. El circo que fundaran los hermanos Rossi no tiene animales, conformando acróbatas, equilibristas, trapecistas y payasos su elenco de artistas.
A la cita no faltaron la trikitixa Bizkaitarrak ni los txistularis de Irrintzi. Abrieron la comitiva que encabezaba el pregonero, Zorion Egileor, y la txupinera, Saioa Domínguez, encargada de disparar el preceptivo cohete. También participaron distintos ediles, encabezados por el alcalde Juan Mari Aburto, y el consejero de Sanidad, Jon Darpón.
El payaso catalán Pau, junto a Capitano y Martino, fueron los encargados de ejercer de jefes de pista, al tiempo que combinaron sus stekch con la presentación de sus compañeros de espectáculo. Números de malabares con mazas y antorchas dieron paso a otros de contorsiones con aros y a música obtenida al tocar una sierra.
Aplausos al dúo Erlan
Quienes arrancaron los mayores aplausos fueron los acróbatas cubanos del dúo Erlan con sus contorsiones que maravillaron a mayores y pequeños, antes de que los payasos volvieron a provocar carcajadas.
Con la troupe Teria, de Guinea Cronaky, llegó a la improvisada pista de circo la energía de bailes africanos, con los equilibrios y concentración necesarios para conformar espectaculares pirámides humanas. Antes de la despedida grupal y la invitación a que visiten la carpa de Etxebarria una vez recuperados de sus dolencias, el joven equilibrista Claudio Rossi mostró por qué forma parte de la sexta generación de una dinastía circense.