Oihane LARRETXEA
DONOSTIA
Entrevista
IVÁN FERNÁNDEZ SUÁREZ
DOCTOR EN PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES

Iván Fernández: «La prevención ha de ser plural, no somos robots a los que nos baste un chequeo»

Recién doctorado por la UPNA en Prevención en Riesgos Laborales, Iván Fernández Suárez es miembro del grupo de investigación Trabajo Líquido y Riesgos Emergentes en la Sociedad de la Información, con especial atención en la «predicción de comportamientos inseguros en los trabajadores». Es, además, profesor en la Universidad Internacional de La Rioja y responsable de PRL en el Grupo Lacera.

El año pasado, en Hego Euskal Herria fallecieron al menos 54 trabajadores, según los datos recabados por los sindicatos. Otros 19 murieron por los efectos del amianto inhalado durante años. En este 2018 la cifra resulta también alarmante: por el momento, 41 personas han perdido la vida en sus puestos, mientras desempeñaban sus tareas laborales como cada día.

No es posible predecir los siniestros, adelantarse al lugar y a la hora en que sucederán, pero sí prevenirlos. Invertir en políticas reales y efectivas, concienciar y escuchar. Atender el aspecto sicosocial de trabajadoras y trabajadores resulta vital pero no es una práctica habitual.

Una nueva herramienta desarrollada en su tesis doctoral ha traído hasta estas páginas al asturiano Iván Fernández (La Caridad, 1980). Doctor en Prevención en Riesgos Laborales por la Universidad Pública de Navarra (UPNA), ha logrado identificar subgrupos de trabajadores que sufrieron hasta veinte veces más accidentes laborales que el resto. También identificó subgrupos que no sufrieron ninguno. Esto permite tomar la delantera en el escenario y «actuar de forma proactiva, no correctiva», tal y como, se queja, ocurre habitualmente.

«El estudio ha analizado entre 350 y 400 variables», explica el experto. Aspectos sociodemográficos, como la edad, el sexo, la nacionalidad… qué tipo de contrato tienen, la categoría, la antigüedad… Se han analizado también variables sicosociales, «muy habituales en prevención», como los ritmos de trabajo, los salarios, la comunicación y participación». Básicamente, «el ambiente en el puesto de trabajo», cuyos resultados suelen resultar reveladores.

La novedad, resalta Fernández, reside en que se han introducido elementos nunca antes empleados en materia de prevención en riesgos laborales: la percepción del estado de la salud y las dimensiones de la personalidad. «Es cierto que, como trabajadores, nos hacen un reconocimiento médico y nos dicen si podemos trabajar o no, si hay alguna limitación… pero no se nos pregunta si nos sentimos bien físicamente, anímicamente… y esta variable fue concluyente en el estudio», sostiene.

En cuanto al comportamiento, se midieron rasgos como la impulsividad, la ansiedad, la introversión… Y fueron todas estas variables conjugadas las que sacaron a la luz los subgrupos susceptibles o no de sufrir percances o accidentes.

«Estas cuestiones fueron vitales, porque las personas que decían que no se encontraban bien física o mentalmente tenían muchos más accidentes. El reconocimiento a la tarea salió muy perjudicado. ¿Sabes cómo se llaman las personas que limpian tu oficina? La mayoría dice que no, pese a ser una compañera de trabajo. No hay reconocimiento. Lo damos por hecho, y solo nos acordamos de la limpieza cuando va mal», lamenta.

La herramienta, que se ha aplicado sobre una plantilla de 4.000 empleados de una empresa de servicios de limpieza, aspira a ser aplicada en otros sectores. Confirma que han recibido varias llamadas de firmas interesadas.

Preguntado sobre la importancia de escuchar al trabajador, a la trabajadora, responde contundente: «Resulta fundamental». Según su experiencia, «las recomendaciones médicas suelen ser limitaciones físicas y relacionadas con la tarea. Puedo estar en estado depresivo o muy descontento, pero no se tiene en consideración».

Critica la escasa sensibilidad, y echa en falta otra forma de mirar. «Llevo quince años en prevención y nunca en la vida he visto un reconocimiento en el que se indique ‘ese trabajador necesita un poco más de supervisión’, o ‘necesita que la formación sea más frecuente’… No hay una medida organizacional, una medida que adapte la tarea en lo sicosocial».

El papel de las empresas

Iván Fernández destaca la importancia de identificar a las personas, porque esto «permite optimizar recursos y disminuir los accidentes». En el caso de la empresa sobre la que han hecho el análisis, se percataron de que un 2% de la plantilla acumulaba el 25% de los accidentes. «Hay mucha tendencia a la repetición del accidente», concluye con los datos en la mano.

Desconoce cuál es el porcentaje que aflora a los medios sobre el total de los siniestros que ocurren, pero sí le consta lo siguiente: «Cuando se investiga el accidente, siempre hay datos en común y siempre hay factores que se repiten, como la edad», un factor que considera «absolutamente crítico».

En cualquier caso, la responsabilidad pasa por la empresa, agrega. «Siempre pongo como ejemplo los roles que asumimos en las oficinas. Si la empresa le da importancia a la prevención, la prevención va a asumirse. En un lugar donde todo el mundo lleva puesto un casco, aunque no sea necesario, me lo pondré porque no quiero ser diferente. Si estoy en una obra y están cayendo cascotes y nadie lo lleva, otro tanto. El comportamiento depende mucho de la cultura de la empresa».

Y, pese a que las empresas invierten cada vez más en medidas, este investigador propone una prevención diversificada. «La prevención no tiene que ser igual para todos. Hay personas que tienen capacidades diferentes; lo que tenemos que hacer es que sea la adecuada para cada trabajador. No somos robots a los que nos baste una supervisión al mes. No. Habrá personas que necesiten tres visitas al mes y habrá personas que no necesiten una sola al año. Habría que flexibilizar la prevención, que hoy es igual para toda la plantilla».

Le pedimos una última opinión sobre la coyuntura actual y los muchos accidentes que son noticia durante este verano. «La prevención se ha considerado, y se considera, como un coste más. Y es muy triste llegar a un lugar donde ha ocurrido una muerte, una amputación... Deberíamos de ser más proactivos y menos correctivos. Hay un accidente, hacemos la prevención. No. Hay que actuar e identificar sobre todos los factores, incluidos los personales. Y puede haber un fallo humano o mecánico, pero está claro que cuanta más importancia le damos a la prevención menos casos ocurren», sentencia.

Se va mejorando salvo en el aspecto sicosocial, una faceta que quiere volver a destacar. «Se hace cuando hay un caso de acoso, o una depresión, pero yo tengo que evaluar eso antes de que se me caiga alguien. No tengo un dato estadístico, pero cuando una persona está satisfecha en su trabajo, el ambiente es correcto… siempre resultan empresas seguras. Por el contrario, cuando se está a disgusto y hay discusiones… habrá problemas siempre».