GARA
sao paulo

El ataque contra Bolsonaro podría acercarle a la Presidencia Brasil

El candidato de ultraderecha Jair Bolsonaro fue trasladado ayer a Sao Paulo para seguir su tratamiento tras sufrir el jueves un ataque con cuchillo que, aseguran, pudo costarle la vida, pero que puede reforzar sus posibilidades de ser electo en octubre como presidente de Brasil, ya que sacudió la campaña y movilizó a sus partidarios.

El Gobierno brasileño anunció ayer que redoblará la seguridad de los candidatos a la Presidencia en las elecciones del 7 de octubre tras el atentado que sufrió el jueves el ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito para ganar la primera vuelta tras la inhabilitación de Luiz Inácio Lula da Silva y acuchillado durante un mitin de campaña en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais. Se encuentra estable y estará hospitalizado una semana.

El candidato del Partido Social Liberal (PSL), diputado y militar en la reserva, recibió una única cuchillada en el abdomen y sufrió una grave hemorragia en una vena, tres heridas en el intestino delgado y una lesión en el colon.

El presunto autor, detenido rápidamente, fue identificado como Adélio Bispo de Oliveira, exmilitante del izquierdista PSOL de 40 años, que dijo a la Policía haber actuado para cumplir «una misión divina».

Pese a que la Policía aclaró que fue un hecho aislado no partidario, perpetrado por una persona indignada con la situación en el Brasil, el atentado sacudió la campaña, movilizó a los seguidores de Bolsonaro y elevó la ya alta tensión de la disputa de cara a unos de los comicios más polarizados e inciertos de la historia reciente del país.

«Nunca hice mal a nadie»

El ultraderechista es el candidato más polémico por su defensa de la última dictadura militar en Brasil (1964-1985) y sus insistentes declaraciones machistas, racistas y homófobas, y enfrenta juicios por discriminación e incitación a la violación.

«Nunca le hice mal a nadie», afirmó en un vídeo que grabó desde su cama en el hospital, en una aparente respuesta a quienes atribuyeron el ataque a los discursos en los que defiende la liberación de la venta de armas y hasta «fusilar» a sus adversarios.

Su acercamiento a grupos conservadores evangélicos y su retórica de mano dura contra la criminalidad y de liberalización del porte de armas reforzó su núcleo de incondicionales en un país con más de 60.000 homicidios al año. Y sus críticas a la corrupción hallaron fuerte eco en millones de brasileños pasmados por la amplitud de la trama revelada por el «caso Lava Jato», que afecta a todos los partidos.

Bolsonaro y Da Silva polarizaban la campaña. Pero Lula fue inhabilitado en 31 de agosto. Hasta ese momento, el ultraderechista estaba segundo en los sondeos, con la mitad de la intención de voto que el expresidente pero 10 puntos por encima que sus más inmediatos seguidores, Ciro Gomes y Marina Silva, que le derrotarían en una segunda vuelta, según una encuesta publicada el mércoles.

Pero el atentado jueves puede redistribuir las cartas. Los analistas creen que podría ayudarle a superar su alto índice de rechazo del 44% y aumenta sus posibilidades electorales al convertirle en «una víctima casi tan grande como Lula».

El atentado fue repudiado por el presidente, Michel Temer, y por los demás candidatos.

 

El jefe del Ejército denuncia los radicalismos

El comandante del Ejército brasileño, general Eduardo Villas Boas, criticó los radicalismos en un mensaje en que repudió el «acto de violencia extrema» contra Jair Bolsonaro. Defendió «el mantenimiento de la serenidad, el combate a los radicalismos y la confianza en los órganos de seguridad, para que todos superemos este desafío a nuestra democracia y a la paz social». Estimó el ataque un «desafío» a la democracia que elevó la radicalización de la disputa política a un mes de las presidenciales.GARA