Joseba VIVANCO

Berizzo les pide valentía y creer

Confirma que Aduriz e Iñigo Martínez están para jugar un encuentro en el que quiere «aprovechar el gran ambiente que habrá».

Hoy sí que no es un sábado cualquiera en Bilbo, ni siquiera un partido cualquiera. El Madrid visita San Mamés y eso es sinónimo de fútbol con mayúsculas, de color y adrenalina en la grada como ante ningún otro rival, de chispas sobre el césped y ánimos y protestas casi a partes igualadas en el graderío. «Tenemos un partido tremendo, bonito, precioso y exigente en un estadio fantástico, ante un rival que lleva 15 días afilando los dientes y esperándonos, y tenemos que saber lo que nos espera para ser capaces de superarlo», fue el mejor resumen, ayer, en boca del técnico blanco Julen Lopetegi. No estará Ronaldo enfrente, habitual centro de todas las iras guturales, pero desde los fondos o las tribunas se buscará otra válvula de escape, sea Casemiro, Marcelo o Sergio Ramos, porque a decir verdad resulta difícil tomarla con Modric, Bale o Benzema. El partido del año en San Mamés, el rival a batir, el que une como ningún otro a la parroquia rojiblanca. Sostenía la escritora croata Slavenka Drakulic que «en el nacionalismo la emoción más importante es el odio». Algo de todo eso se conjura también en este duelo. Por ello el argentino cree que «se verá un gran ambiente que debemos usar nosotros a favor».

Reválida, por el rival, para este Athletic en proceso de engranaje –«qué mejor oportunidad para ilusionar», apuntó el técnico– y examen para Eduardo Berizzo que ayer, lejos de mostrarse cauto o contemporizador, demandó de sus jugadores valentía y fe en esta apuesta futbolística que se han marcado para esta temporada. Creer en lo que están trabajando y con esas armas salir a ganar al Real Madrid. «Dada la jerarquía del contrario te exige estar a la altura y para eso necesitas creer en lo que haces, y para eso necesitamos ser valientes. El equipo debe asumir el protagonismo del partido creyendo en lo que hace», reivindicó.

El entrenador rojiblanco tiene claro que «contra el Madrid pones a prueba tu manera de jugar, pero más allá de la mirada en ellos, tenemos que mirarnos a nosotros mismos». Y el Athletic debe «presionarlos, incomodarlos, interrumpir su juego y hacerles daño en una posesión que será fundamental, porque si el balón pasa por ellos, malo para nosotros, y si pasa por nosotros, el partido se jugará en donde queremos». Creer en esa idea de «presionar en campo rival, coger el balón, utilizarlo con profundidad, con posesión sostenida», pero, avisa, a partir de ahí, no perderlo, porque «cuando tú dominas al Madrid, casi que es el momento más peligroso para ti mismo». Berizzo pide a los suyos un «equilibrio exacto», para atacar sin descuidarse.

Esa armonía entre ataque y defensa es la que determinará un once inicial en el que las dudas radican en su centro del campo, donde «mezclar futbolistas fuertes y que usen la pelota con criterio». En esa elección «también radicará parte del éxito del partido, y en esa decisión estamos». Raúl García, Unai López, incluso alguno de los Sanjo, Itu, para acompañar a Dani García en esa zona... «Podemos imaginar un dibujo diferente en el sistema, pero las ideas de juego nunca varían», avisó. Presionar, robar, generar... Ganar.

 

Cerrar los entrenos «no es un capricho»

No hizo falta que mediara pregunta de la prensa, Berizzo quiso aclarar el porqué del cierre cada vez más habitual de los entrenamientos en Lezama. «A veces, el entrenador y el equipo necesitan cierta intimidad. El entrenador establece un espacio de estímulo y ofensa que requiere de una hermeticidad, porque los comportamientos públicos y privados son diferentes». ¿Qué quería decir el argentino? Pues que «necesito de una intimidad con el futbolista porque a veces el estímulo es una caricia, a veces un gesto, a veces una ofensa y eso hacerlo en público no me agrada. Por eso quería explicar cómo manejamos los entrenamientos a puerta abierta o cerrada». El entrenador aclaró que «me encantaría que todos los niños estuvieran aquí en Lezama, pero entended que nuestra dirección de entrenamiento tenga cierta intimidad». Y acabó dejando claro que «no es un capricho, yo no soy de ocultar lo que hago. Quería explicarlo», se explayó a gusto el técnico rojiblanco para zanjar polémicas.J.V.